Domingo, 26 de Enero 2025
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Un auto mexicano

Por: Gustavo de Hoyos Walther

Un auto mexicano

Un auto mexicano

Si algo ha generado la presentación del Plan México es una sensación de innovación y un sentido de originalidad. Quizás esto se deba a la personalidad de quien está a cargo: Altagracia Gómez Sierra. La abogada y empresaria mexicana parece ser lo que necesitaba la Presidenta mexicana para imprimirle, al menos en lo que se refiere a la política industrial, un estilo propio a su sexenio.

Entre los proyectos novedosos -y son varios- que se han presentado es el del diseño y la construcción de un auto eléctrico mexicano. En efecto, con el fin de impulsar la industria automotriz mexicana, se ha propuesto la puesta en marcha de una armadora de autos eléctricos denominada Olinia, un vocablo de la lengua náhuatl que significa movimiento.

El proyecto entraña la constitución de una asociación entre la iniciativa privada y la pública, lo cual es una buena idea. 

Bajo el paradigma de “la prosperidad compartida”, el proyecto consiste en producir -al menos en las primeras fases- un automóvil de uso popular y de tamaño compacto que esté al alcance del bolsillo de una gran parte de mexicanos. No es la idea -hasta donde se sabe- producir los automóviles para el mercado externo sino para el doméstico. En esto se estaría siguiendo el modelo que alguna vez tuvieron compañías como la alemana Volkswagen o la japonesa Nissan. 

Se planea que los autos cuesten entre 90 mil y 150 mil pesos, lo que sin duda sería atractivo para mucha gente. Si hay éxito, las vías de transporte mexicanas podrían deshacerse de las motocicletas que últimamente han pululado en ellas y que han incrementado la inseguridad y la contaminación del medio ambiente.

Por ahora, el Instituto Politécnico Nacional y el Tecnológico Nacional de México comenzarán los trabajos con el fin de que a finales del sexenio se lancen los tres modelos de autos eléctricos planeados: de movilidad personal, de movilidad de barrio y de entregas de última milla. De hecho, se espera que para el Mundial de Futbol del 2026 la gente ya pueda apreciar cómo lucirán los autos.

Esto no quiere decir que no existan desafíos importantes. En primer lugar el que tiene que ver con la tecnología que utilizan este tipo de vehículos eléctricos. Hoy por hoy, México la tendría que importar de otras latitudes. Recordemos que China -que recientemente ha dominado el mercado internacional de autos eléctricos- invirtió cantidades ingentes en investigación y desarrollo durante un buen tiempo. Desgraciadamente, nuestro país no se ha caracterizado por invertir demasiado en innovación y tecnología. Pero esto podría cambiar.

Es, de hecho, un tanto sorprendente que una iniciativa como esta no se haya planteado antes, siendo que México ya lleva tiempo en ser una fuerza en la producción automotriz, que ha estado, sin embargo, orientada hacia el mercado estadounidense y al servicio de empresas transnacionales.

Ya era hora de que existiera un auto de diseño y producción mexicana que, si hay suerte y se hacen bien las cosas, podría incluso exportarse.

Siendo que ya tiene tiempo que nuestro país se encuentra entre las 15 potencias económicas del planeta, y que somos el mayor socio comercial de la mayor economía del mundo, tener la ambición de comenzar a competir en el mercado automotriz no debe ser un sueño imposible.

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