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Motor de arranque
A Chrysler lo que es de Chrysler
Hoy, cerca de dos años después de su nuevo matrimonio, el Grupo Chrysler y sus marcas Chrysler, Jeep, Dodge y Ram, presentan una verdadera avalancha de nuevos productos, que ya empezaron a devolver sus ventas hacia arriba, restaurando en parte la credibilidad perdida durante muchos años de producir vehículos con poco cuidado, mirando más al ahorro que la calidad.
Muchos le dan el crédito de esto a Fiat, lo que al menos en parte es un error y una injusticia.
Sabían dónde estaban
Chrysler sabía que era necesario y urgente corregir muchas cosas, mucho antes de juntarse con los italianos. Su principal urgencia eran los interiores. Los críticos y el público en general, apuntaban la mala calidad de los plásticos dentro de los vehículos Chrysler, como un fuerte factor que los llevaban a elegir otros autos en lugar de comprar uno de esa marca. Por esto los estadounidenses mantuvieron en su nómina a un alemán, Klaus Busse, quien trabaja en el tema de interiores incluso desde antes de la separación de Chrysler y Daimler. Por esto, cuando se lanzó la Dodge Ram 2009 –en ese entonces no existía Ram como marca, era parte de Dodge- ya podíamos ver a unos interiores cuya calidad es mucho mejor no sólo que los productos anteriores de Chrysler, también era (y aún son, en nuestra opinión), mejores que los de sus competidores directos, Ford, Chevrolet, Nissan y Toyota.
En el lanzamiento de la camioneta, en California, en septiembre de 2008, Klaus nos dijo a los presentes que esos interiores eran parte de un proceso que se percibiría pronto en los vehículos de la marca.
Lo que hoy vemos, pues, es fruto de lo que ya venía haciendo Chrysler, no una consecuencia del nuevo casamiento con Fiat. Hasta porque Fiat no es precisamente un ejemplo a seguir cuando hablamos de calidad de interiores.
Lo que sí es de Fiat
Claro que mucho de lo que vemos hoy sí viene como resultado de la unión con Fiat. Porque Sergio Marchionne entendió lo obvio con rapidez y puso a trabajar a todos en cambiar una línea de productos vieja y nada interesante como la que tenía Chrysler.
Eran necesarios demasiados cambios. Todos urgentes. Chrysler no podía darse el lujo de seguir con lo que tenía, bajo la amenaza de no salir de la que pudo haber sido su última mala racha. Entonces, la mayoría de los cambios tuvieron que ser cosméticos. No era posible desarrollar nuevas plataformas en tan poco tiempo y con pocos recursos. Había que trabajar con las herramientas que tenían en casa. Por esto, el nuevo 200 no es más que un Cirrus, muy mejorado, claro, con frente y trasera nuevos, por no hablar del interior finalmente digno de su precio. Pero la base es la misma. Esto ocurre con casi todos los autos, llámese Patriot, 300 o Town & Country. Las únicas excepciones son la Grand Cherokee y la Durango, gemelas que comparten una nueva plataforma, que ya estaba en desarrollo cuando Fiat llegó al juego.
Así, Chrysler parece estar viviendo, de nuevo, uno de sus muchos “renacimientos”. Aún le falta para volverse realmente competitiva en un mundo cada día mejor informado y más exigente, pero va por el camino correcto. Claro que mucho, se debe a Fiat, pero repito que es impreciso e injusto, acreditar todo a los italianos. A Chrysler pues, lo que es de Chrysler.
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