Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Se trata de revocación, no de ratificación

Por: Enrique Quintana

Se trata de revocación, no de ratificación

Se trata de revocación, no de ratificación

Era el 2019 y el Congreso de la Unión estaba ansioso de sacar adelante las propuestas que el presidente de la República había planteado en su campaña y se habían convertido en prioridades de su gobierno.

El resultado de la elección constitucional del 2018 había permitido a Morena y sus aliados obtener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en la Cámara de Senadores.

Las condiciones políticas permitieron realizar la reforma constitucional que instituyó la consulta popular así como la revocación de mandato, pero no la ley reglamentaria de esas reformas.

En el caso específico de la revocación de mandato, el artículo tercero transitorio de la reforma constitucional establece que, tanto a nivel federal como en el caso de autoridades estatales, este derecho deriva de la posibilidad de que la ciudadanía “pierda confianza” en sus gobernantes y por lo tanto pida que puedan ser removidos antes del término de su periodo constitucional.

La redacción propuesta por Morena para hacer efectivo este derecho le da la vuelta por completo y modifica el sentido de la reforma constitucional para hacerla una consulta por la ratificación y no por la revocación.

En la coyuntura actual, la razón de que se pretenda crear el andamiaje legal para hacer factible esta consulta deriva de la intención del presidente López Obrador de recibir un aval de la ciudadanía al trabajo realizado en la primera mitad de su mandato.

Sin embargo, Morena y el presidente saben que si el cuestionamiento está en términos de una pérdida de confianza y por lo tanto de la posibilidad de que no concluya su mandato, le puede ser muy inconveniente en términos políticos.

Si ganara esa consulta, no tendría valores agregados, pues la gente simplemente validaría la continuidad de su mandato constitucional, y si la pierde, aún cuando no se sumara el 40 por ciento de la participación del listado nominal de electores y por lo tanto no tuviera implicaciones legales, quedaría sumamente debilitado para el final de su sexenio.

Aunque seguramente todavía habrá sesudos análisis entre los legisladores, los funcionarios de la presidencia y los líderes de Morena, hay elementos que permiten intuir que al final de cuentas pudiera no realizarse esta consulta en marzo del próximo año.

Para realizarla se requieren las firmas del 3 por ciento del padrón electoral, es decir poco menos de 3 millones de personas que deberían recabarse entre el 15 de noviembre y el 15 de diciembre. La oposición pareciera convencida de hacer el vacío a este proceso, por lo cual Morena tendría que conseguir las firmas y meterse a una circunstancia llena de incertidumbre.

Esa es la razón por la cual se ve complicado que el proceso de revocación de mandato finalmente se convierta en una consulta en el mes de marzo.

Esto significa una gran pérdida para el presidente López Obrador.

La historia se hará cargo de la circunstancia, pero por lo pronto, pareciera que por lo pronto fue rechazado el intento de manipulación de la consulta.

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