La decisión de Pablo Lemus de acudir a la Feria Internacional del Libro y más aún, de criticar a los funcionarios y diputados que acudieron a la marcha para bloquear el acceso a la Feria y protestar contra Raúl Padilla, es un paso al frente que a la vez que lo desmarca lo deja solo.Alberto Esquer, secretario de Desarrollo Social y funcionario preferido del gobernador Enrique Alfaro para sucederlo en el Gobierno, aprovechó la toma de distancia del alcalde Pablo Lemus para ponerse al frente del alfarismo, lo que sea que eso signifique a estas alturas del partido. Escribió el secretario: “Hoy cambió el futuro de Jalisco. Es inadmisible la ofensa y el desprecio a las estructuras y liderazgos de este movimiento. Quien insulta este proyecto, aunque no lo entienda, no puede aspirar a encabezarlo”. Aunque es en realidad muy burdo, está escrito en clave de enterados. Lo primero que hay que atender y entender es que Esquer jamás habría escrito un mensaje así sin la autorización del gobernador. Podemos entender entonces que se trata de un mensaje de Alfaro a Lemus por interpósita persona, que el secretario es sólo el mensajero. De ahí que la primera frase “Hoy cambió el futuro de Jalisco” no sea sino un claro aviso de que el presidente municipal no es más el candidato del gobernador. Para reafirmar esa idea al final escribe: “Quien insulta este proyecto, aunque no lo entienda, no puede aspirar a encabezarlo”. Parafraseando a Rubén Aguilar -el intérprete de Fox-, en este caso lo que el gobernador Alfaro quiso decir fue: el proyecto soy yo; quien decide quien lo encabeza soy yo, y estás conmigo o no estás. Que el mensaje salga de la cuenta del secretario Esquer lo hace en automático en nuevo elegido.¿Se trata del rompimiento definitivo entre Alfaro y Lemus de cara a la sucesión? No es la primera vez que el gobernador y el alcalde tienen diferencias de este tipo. En política nada es definitivo y menos cuando de lo que se trata es de mantener el poder. Lo que hay que atender en este caso particular es que nuca habíamos visto que las diferencias fueran tan públicas y directas. El mensaje a Lemus es claro: si cruzas la raya, si no apoyas el boicot a la FIL, estás fuera del movimiento. Y lo hizo. El dilema para el alcalde no es menor, porque obedecer a un capricho de ese tamaño, renunciar a representar a la ciudad -más aun siendo Guadalajara Capital Mundial del Libro en este año- para convertirse solo en el representante del gobernador, lo anula políticamente. Su presencia en la FIL será interpretada necesariamente como un desacato.Comienza, pues, la marcha de Lemus por el desierto. Le quedan por delante varios meses donde, bíblicamente, se le presentarán todo tipo de tentaciones antes de tomar la decisión final que no es sino romper con el alfarismo o rendir la cornamenta y regresar al redil.diego.petersen@informador.com.mx