Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Corrupción, a la vuelta de la esquina

Por: Argelia García F.

Corrupción, a la vuelta de la esquina

Corrupción, a la vuelta de la esquina

Recién me entero de que por traer una camioneta de esas que usan los políticos en campaña, la policía del municipio puede -porque así sucede- aproximarse a una familia sin estar en dicha unidad para hacer una revisión. Sucedió tal cual, durante esta semana, que a unos conocidos míos, muy próximos y con la particularidad de tener un acento extranjero, les hicieron tal revisión de papeles a plena luz del día en un centro comercial cercano a su casa. Esta familia, normal, compuesta de tres hijos y una pareja (los padres de los niños), vive en México hace algunos años, provenientes de Sudamérica. Habría que precisar que no es lo mismo para nuestro malinchismo que el acento sea europeo o gringo, a uno que venga del sur, y del sur haría la distinción de los argentinos porque el de los chilenos ya esta generación no lo conoce y es difícil de imitar. Continúo, ahí tiene a la señora recién surtida de útiles escolares para las criaturas cuando un oficial de la policía de Zapopan le pide ver su documentación apenas ellos (hijos y madre) se acercaban al tremendo camionetón. Resulta que, para no hacerle el cuento tan largo, estimado lector, la señora no tenía idea de dónde estaban todos los papeles.

Entre identificaciones, pólizas, tarjetas de circulación y otros menesteres, la pareja de oficiales quería ver algún otro documento que no tenía esta mujer a la mano. De no tenerlo, le dijeron, tendrían que llevarse el coche al corralón. En menos de lo que se lo cuento, llegó el marido buscando tal papel. Llegó desesperado porque a su mujer le habían hecho la caridad de ofrecerle que, de no encontrarlo, podría depositarle a su compañero y a él la suma de treinta mil pesos. Les tuvieron ahí, sin poderse mover algunas horas, los niños fueron muy bien tratados por el “policía bueno” y el “policía malo” se hizo cargo de verificar que el papelito fuera entregado a sus manos, o corralón. Para terminar esta pequeña crónica, me adelanto y le cuento que el final fue uno feliz: el señor encontró el dichoso documento y se acabó el desaguisado.

Aun así, no parece realmente que debamos conformarnos con el final, y me pregunto: ¿Es que la Policía de Zapopan está enterada de que sus oficiales buscan corromper de esta manera y a plena luz del día? ¿De no encontrar tal o cual papel, el coche debía ir al corralón? ¿Por qué se entretuvieron tanto y se ensañaron pescando a esta familia? Las respuestas un poco las intuyo: la corrupción está a la vuelta de la esquina y es vil. Qué pena me dio escuchar el relato de boca de gente de bien que se gana el pan todos los días para sostener a sus hijos. Qué pena que esta nueva generación de policías continúe con el legado del pasado, temerles en lugar de ser refugio. Entiendo que se tengan que hacer revisiones, pero, ¿de verdad fue eso? Ahí se los dejo…

argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina

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