La ofrenda de Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas de México. Cada año, el 1 y 2 de noviembre, las familias rinden homenaje a sus seres queridos fallecidos, creando altares llenos de elementos simbólicos de profundo valor material y espiritual. Más allá de una simple decoración, el altar busca convertirse en un vínculo entre el mundo de los vivos y el de los muertos, permitiendo el reencuentro con las almas que, según la tradición, regresan temporalmente a este plano durante estas fechas especiales.Un aspecto esencial en el altar de Día de Muertos es su estructura de siete niveles, que representan diferentes etapas y valores dentro de la cosmovisión mexicana. Cada nivel se adorna con elementos simbólicos: el agua, símbolo de pureza; la sal, que protege al alma; el pan, ofrecido como sustento; las flores de cempasúchil, cuyo aroma guía a las almas; el incienso, que purifica el ambiente; y las veladoras, que iluminan el camino de regreso. Dado el riesgo que implica el uso de veladoras, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México ha emitido recomendaciones para prevenir incendios y mantener una ofrenda segura.Según las autoridades, hay diversas medidas de seguridad que las personas pueden implementar al montar su altar de Día de Muertos. Estas recomendaciones están diseñadas para reducir el riesgo de incendios, garantizando una celebración segura. Algunas de las sugerencias incluyen:JM