El cine, una de las grandes industrias creativas de Jalisco
Jalisco ha sido tanto escenario como protagonista de grandes producciones a lo largo de las últimas décadas
Jalisco es un epicentro del cine nacional en el mundo. Sus creativos, producciones, estímulos y técnicos especializados han hecho que la industria esté más viva que nunca. Una de sus cartas más fuertes es el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) que en junio pasado celebró su edición 38 y ahora se encamina para celebrar sus primeras cuatro décadas. Por lo pronto, el próximo año del 7 al 15 de junio se pondrá en marcha la edición 39.
Al respecto, EL INFORMADOR platica con Rodolfo Castillo-Morales, uno de los directores de programación del FICG, enfocado en el cine documental, quién externa cómo el festival ha sido pieza importante del movimiento cinematográfico en la metrópoli desde 1986 como Muestra de Cine Mexicano y luego en 2005 consolidado como FICG; además, expresa su perspectiva de cómo se ha ido expandiendo la industria desde lo local y cuáles son los retos y transformaciones que están en marcha.
Parte por ejemplo, del comienzo de los años dorados del cine: “Es un hecho que en los años 40, cuando comenzó el movimiento de reidentificación nacional, la idea del gobierno fue encontrar un icono con el que se pudiera relacionar México, de una manera sencilla, así como lo hizo España con las sevillanas. Y la figura que se toma es la del charro, común en el bajío y particularmente en Jalisco. Así que aunque no necesariamente ahí comienza la evolución del cine, sí empieza la reconfiguración de la idea nacional que parte de un conjunto de otras como el mariachi”, dice el especialista, quien acota como dato curioso que en esa década a las alienaciones del mariachi se le agregó el uso de las trompetas.
“Después de la Época de Oro, México en general sufre un gran problema con el cine. Y cuando se funda la Muestra del Cine Mexicano (1986), una de las ideas era no sólo mostrar el cine, sino también tratar de impulsar a la gente que lo hacía en Jalisco. Y en aquella época era complicado. Jaime Humberto Hermosillo, quien era de Aguascalientes, pero tenía una identidad muy tapatía, fue de esos pioneros. Y a principios de los años 90 se empieza a dar este cambio histórico en términos de la relación que hay entre la Muestra del Cine Mexicano y el quehacer cinematográfico de los creadores”.
Recuerda Rodolfo, que el tema de la centralización siempre ha sido un reto a nivel nacional para los realizadores que están fuera de la Ciudad de México, “porque buena parte de la industria grande sucedía allá”, pero también es cierto que esto se ha ido modificando poco a poco y ahora Jalisco se ha vuelto una importante locación para producciones locales, nacionales e internacionales; de hecho, recientemente sucedió la edición 65 de los Premios Ariel, hecha por primera vez en Guadalajara y que regresará el próximo año.
“Evidentemente hay muchos factores que hacen que la industria comience a cambiar, pero también es verdad que es una industria muy joven y contemporánea”, finaliza.
El peso de la Universidad de Guadalajara
Rodolfo Castillo resalta que la Universidad de Guadalajara (UdeG) ha tenido que ver directamente con el desarrollo de la industria fílmica en el Estado, con proyectos académicos como el Departamento de Imagen y Sonidos (DIS) de la UdeG: “Raúl Padilla ahí estuvo involucrado y de ahí han salido los cineasta que están en esta nueva época dándole luz al cine tapatío, no sólo desde la ficción, también desde la animación y el documental”; señala, por ejemplo, el éxito del proyecto “Territorios Interiores”, programa académico de formación documental producido por el DIS.
“Hay una realidad y esa es que en la época moderna, desde el año 1985 o 1986 para acá, está inexorablemente conectada con la Universidad de Guadalajara. Claro, hay muchos cineastas independientes, pero de alguna manera todos tuvieron o se cruzaron de alguna forma por la idea de crear una muestra en la que hubieran espacios para ver primero películas, pero también para proyectar las cintas que se hacían aquí”.
De estas figuras relevantes que también han impulsado a la industria jalisciense están Rigo Mora y Guillermo del Toro: “Ellos fueron otra generación de jóvenes que empezaban a integrarse a otros lenguajes, ya no buscaban este melodrama tan mexicano como lo hacía Jaime Humberto, pero sí lo navegaban en la fantasía. Y para poder ser buen cineasta, uno tiene que ser mejor cinéfilo, esa es una de las bases importantes de cómo se crea la educación audiovisual y formación de los creativos, y ellos tenían esa bandera, de mostrar las películas, abrir espacios y eventualmente en esos lugares, mostrar las cinta que ellos iban produciendo”.
Agrega Rodolfo que también hay otro elemento que cambió mucho la industria del cine, y esto fue la democratización de los medios. “Es decir, las cámaras digitales y los sistemas de montaje, permiten que mientras la tecnología avance más, pues más se amplía el espectro de creadores que se van generando”. Asimismo, refiere que otro momento importante para perpetuar esto, ha sido el auge de las plataformas digitales.
“Este Estado y particularmente esta ciudad, van a empezar a tener mucha más fuerza conforme pasen los años, porque hay más plataformas, hay más oportunidad de que los trabajamos se exhiban y al mismo tiempo hay una creciente idea de la localidad y del trabajo en conjunto, cosa que hicieron Jaime Humberto y Guillermo del Toro cuando fundaron la Muestra del Cine Mexicano, pues trabajar en comunidad es la única manera en la que podemos de alguna manera sobrepasar los problemas económicos y de fondeos, buscando la manera de hacer cooperativa”.
El lugar del Estado a nivel nacional
Rodolfo Castillo-Morales reflexiona que aunque esta administración del gobierno ha intentado abrir y ampliar el acceso a los fondos, “es una realidad que seguimos estando lejos del acceso a la manera en la que puedes llegar a tener una película con los medios necesarios para tener la calidad que se requiere”.
Pero también refiere que en cuanto a formación de creativos, hay más oportunidades en Jalisco, precisamente porque las opciones académicas poco a poco se han ido descentralizando de la Ciudad de México, “pero también es verdad que nos sigue faltando apoyo desde el lado local para que los grandes cineastas que hay aquí”, por ejemplo, Lorena Padilla, Samuel Kishi y César Aréchiga, entre otros, tengan mejores oportunidades, porque, “necesitamos mejorar la manera en la que se accede a los fondos y necesitamos mejorar e impulsar la formación, pero sí que hay jóvenes que están haciendo cosas muy interesantes desde el cortometraje y la animación; además, otros están haciendo medios, redes sociales y videoclip, y todo eso abona, porque el cine engloba toda una serie de lenguajes y creo que poco a poco la identidad de cine jalisciense irá mejorando”.
También, considera que como industria, falta autocrítica y reflexionar sobre todos los involucrados y en dónde están parados para no cometer los mismos errores: “Jalisco, musical, artística y cinematográficamente, es uno de los Estados más vibrantes que hay en nuestro país. Y creo que con más incentivos va a poder tener muchos más representantes (creativos) de más calidad. Ahora digamos, hay un puñado que lo están haciendo muy bien, pero puede crecer esto tres o cuatro veces más en el futuro”.
Finalmente, con respecto a las narrativas y las temáticas que se tocan en el cine jalisciense, Rodolfo refiere que también hay una transformación interesante. “Los cineastas se dieron cuenta de que había que alejarse del costumbrismo. Y desde el inicio de esta nueva generación, hablando por ejemplo de Guillermo del Toro, él se salió de ese lugar, así como Luis Téllez, René Castillo y toda esa pandilla de animadores que comenzaron a generar otro tipo de universos. Y después, el cine documental y de ficción también se volvió mucho más contemporáneo en su temáticas, así que y no hay ese costumbrismo de hablar sólo de los charros y de los pueblos; ahora, las cintas abordan temas como la soledad, la migración, la familia y de ese lugar de acompañamiento como la amistad”, pone de ejemplo “Los Lobos” de Samuel Kishi y “Los Años Azules” de Sofía Gómez Córdova: “Sí hay una preocupación por tocar temas distintos y desde diferentes puntos de vista que tienen que ver con los guionistas y la búsqueda de historias”.