El aumento en los precios en el sector textil formal en los últimos tres años detonó que las personas opten por la ropa de segunda para reducir los gastos. Adriana Macías presume que adquirió un pantalón por 10 pesos en el tianguis del Sol. “Está bien chido, es color café y es de ‘marca’. Compro en estos lugares porque es barato y tengo gran variedad para elegir, por eso también voy a El Baratillo y Mezquitán. En una ocasión llevé 200 pesos y salí con ocho prendas”.De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor del Inegi, los precios de las prendas de vestir en comercios formales aumentaron 5.78% en marzo. Es el cuarto producto o servicio con mayor alza en ese periodo. Sin embargo, en una comparativa de los últimos tres años y en tiendas formales, los pantalones para mujer pasaron de 450 a 600 pesos en promedio. Y los vestidos subieron de 600 a 800 pesos.Ante ese aumento, los consumidores prefieren recurrir a la informalidad y comprar en las famosas pacas. En el tianguis de Mezquitán, los comerciantes confirman que las ventas aumentaron. María Guadalupe Grajeda, Carlos Medrano y Yael Reyes venden ropa de segunda. Y los tres coinciden en el incremento en las ventas, tras los efectos de la pandemia y la crisis económica.Moisés Alarcón, coordinador en la Licenciatura de Economía de la UdeG, aseguró que la pandemia tuvo un fuerte impacto en el vestir, ante la pérdida de empleos en este sector. Por eso, a partir de 2020, se observó un cambio en los hábitos de consumo. Así se comenzó a priorizar la utilidad de las prendas y su costo, por encima de los lujos y las marcas.Roberto Santana, presidente de la Cámara de la Industria del Vestido de Jalisco, acentuó que la venta de ropa de segunda proveniente de Estados Unidos afecta al mercado textil, debido a que no pueden competir con los precios. Adriana Macías comenzó a comprar ropa de segunda desde hace más de cuatro años. A decir de la joven profesionista, encontró en la ropa de paca “la oportunidad de vestirme de la manera en que yo quiero y no como todos se ven”.Recordó que la primera prenda que compró fue un abrigo de colores en un bazar que le recomendó una amiga.“La primera vez me quedé de ver con la chica que vendía en el ‘Parque Rojo’ para la entrega… y no estaba nerviosa ni nada, más bien tenía el pendiente de que sí estuviera como en las fotos (de las redes sociales), que no estuviera comprando algo viejo, sucio o roto, pero fue todo lo contrario”.El costo del abrigo no sobrepasó los 100 pesos, lo que, asegura, le marcó la pauta para continuar adquiriendo prendas a bajos precios y con peculiaridades que no se encuentran en las tiendas dentro de centros comerciales.A los meses de su primera compra y algunas otras por medio de las redes sociales, relata que se animó a ir al tianguis del Sol, en donde ha encontrado las mejores ofertas con ropa de todas las marcas y calidades.“Sí fue algo diferente porque yo estaba en la idea de lo que veía en Instagram, pero a veces está bien peleado o más caro. Ya me habían dicho de los tianguis, entonces fui y me enamoré, puedes conseguir hasta ocho prendas por 200 pesos. Obvio, si sabes buscar”.La joven editora de video reconoce que continúa yendo a tiendas de ropa de grandes marcas para adquirir prendas que no encuentra con facilidad en los tianguis.Sin embargo, acentuó que “mucho de mi estilo viene de la paca, siento que luego vas a las tiendas de marcas y al rato todas nos vemos igual”.Afirmó que el usar ropa de segunda le ha dado la oportunidad de experimentar con sus atuendos, vestirse de una manera que la haga sentir cómoda y destacar entre sus conocidos. Comerciantes del tianguis de Mezquitán, el cual se instala los días martes en la avenida Federalismo, frente al panteón, concuerdan en que tras los momentos más álgidos de la pandemia por el COVID-19, las ventas en los tianguis y mercados aumentaron, debido al flujo de mercancías y los costos de las prendas.Carlos Mercado, vendedor desde hace ocho años en diferentes tianguis de la ciudad, comentó que previo a la expansión del virus, la venta en estos espacios era “muy buena, todo lo que nos llegaba, todo se nos iba, pero con el bicho, a la gente le dio miedo venir a los tianguis y la ropa de segunda”.Explicó que consigue la ropa por medio de un proveedor en Estados Unidos, quien le vende por libras o kilos, sin que él pueda conocer la calidad de la mercancía, ni los modelos que le llegarán, hasta que abra los paquetes que llegan a su domicilio.Afirmó que las pacas de ropa se clasifican por colores o por números dependiendo de la calidad de las prendas, siendo las primeras las que tienen mejor calidad o las que vienen sin ningún uso. Y luego aquellas que vienen rotas o manchadas (estas últimas se tiran a la basura o en su defecto, se rematan).Por su parte, María Guadalupe Grajeda, vendedora de ropa deportiva, consideró que en los últimos meses hubo un incremento en las ventas. Sin embargo, aseguró que ello tuvo más que ver con su disposición y ganas de vender, que con el aumento de clientes en los tianguis.“Este es un negocio en el que tú tienes que motivar al cliente para la venta, porque siempre está competido. Y pues a veces la gente si llega solita, pero si no le dices, si no ofertas, no es lo mismo”.Expuso que las temporadas más altas de ventas son el periodo vacacional y durante el fin de año, cuando las familias tienen mayor solvencia económica para invertir en prendas de vestir a bajo costo.En cuanto a los proveedores, al igual que Carlos Medrano, recibe ropa de Estados Unidos que le envían cada 15 días, dependiendo de qué tan buenas hayan sido las ventas durante los últimos días.Mientras que Yael Reyes, vendedor en el tianguis de Mezquitán, relató que adquiere sus mercancías de manera personal en los tianguis y mercados de la Ciudad de México, ya que le parece más importante traer ropa que su clientela busque comprar, antes que adquirir ropa que no pueda vender.A seis meses que inició con la venta de ropa en espacios públicos, aseguró que el negocio es redituable si te sabes mover, si tienes buenos proveedores y buena labia.“Las ganancias dependen mucho de cada uno porque hay lugares en donde se puede vender caro y en otros no, depende del lugar, la zona y la competencia. Es tirar mucha labia, tirar el cotorreo, y al final es el arte del regateo”.CRÓNICALos primeros sonidos del metal y los tambos de ropa que se bajan sin cuidado de la parte posterior de camionetas y vehículos de carga anuncian la llegada de la mañana.La avenida Federalismo poco a poco va perdiendo la calma para iniciar la jornada de los martes de paca afuera del mercado de Mezquitán.Como si fuera una “orquesta”, cada uno de los personajes del tianguis de la ropa da inicio al son. El mando principal lo llevan los armadores, hombres y mujeres curtidos en el comercio, quienes en menos de 20 minutos pueden armar la estructura que les dará el techo.El sonido de los choques de los tubos, las maderas y las lonas cayendo al piso, entre acomodos y jalones, son el tema central de la “sinfonía”. Los vendedores de antaño se instalan como siempre en el mejor espacio para acomodar su puesto. Después de años en el oficio, la explanada principal de la avenida, a escasos metros de la estación Mezquitán del Tren Ligero, se ha convertido en su hogar, un espacio que les garantiza que los curiosos se pararán a mirar y más de uno caerá en las ofertas de “todo por 20” y “la ropa original de Costco en menos de 100”.Mientras el comerciante del tejuino se termina de acomodar, un profundo olor a cigarro y a madera podrida inunda el lugar. A la par que las tablas se comienzan a ajustar, los armadores de la paca se fuman los primeros soplos de la jornada. Son más de 100 vendedores los que comercializan su mercancía en este tianguis, ante las prisas por el inicio de las ventas.“¿A qué hora llegó doña Soco?”, pregunta uno de los chalanes, que apurado instala las estructuras metálicas.“Desde las 6:30 de la mañana”, responde otra vendedora sin empacho de mirar la lentitud con que se instala “la competencia”. Esto apenas inicia.En su puesto ya comienza la “cacería” por la prenda ideal, mientras que los de enfrente no terminan de apuntalar un puñado de tablas viejas, en donde extenderán las lonas que sirven como exhibición para la ropa de segunda, o de primera, como presumen en su cartel amarillo, con la leyenda “La calidad de aquí, no lo encuentra ni en EU”.La melodía se afina con los sonidos de las primeras bocinas. A pesar de ser un espacio de comercio común, separado por escasos metros entre puesto y puesto, cada local tiene su propio estilo, su propia mercancía y su lógica de venta.Entre el ritmo del reggaetón, las cumbias y un eco lejano de Marco Antonio Solís, el tránsito en el tianguis se empieza a hacer notar. Las mamás que dejaron a sus hijos en la primaria “Gregorio Torres” pasan por los pasillos estrechos de la paca, entre el chisme y un café recién comprado a los vendedores del carrito que vociferan su presencia con metros de anticipación.Con el arribo de los últimos comerciantes, relegados en los espacios pegados a los árboles, se da inicio a la competencia.“Llévele, llévele. Si le busca, sí encuentra”. “Tenemos de 10, de 20 y hasta 30 pesos”. “Bajamos todo”. “Si lo paga y se lo lleva no hay cambio, no insista”, son algunos de los dichos, de las voces que se escuchan mientras el murmullo general se instala y se sostiene.Los sonidos inconfundibles que se escuchan en un tianguis.El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advirtió sobre los riesgos a la salud que presenta el comprar y portar ropa usada, que se adquiere en negocios informales. Entre éstos se encuentran que las prendas puedan estar infestadas de ácaros, piojos o contener algún tipo de químico, incluso, bacterias que al tener contacto con la piel provoquen dermatitis, tiña, sarna y gonorrea.La dependencia señaló que las prendas de segundo uso pueden provenir de centros de desecho, asilos, morgues y hasta panteones, lo que representa un riesgo para la salud de quienes compran estos artículos.Por eso se recomendó evitar, en lo posible, la adquisición de este tipo de prendas. En caso de hacerlo se deben tomar las siguientes medidas: lavarlas con jabón y agua, ya sea a mano o en la lavadora. En el caso de chamarras, algunos expertos recomiendan depositarlas en una bolsa de plástico cerrada durante dos semanas, para eliminar piojos y ácaros. Y la misma situación para los zapatos, que se deben dejar expuestos al sol.Para la ropa interior, el exhorto es abstenerse de comprar en comercios no establecidos, ya que las medidas de higiene podrían no ser suficientes y provocar gonorrea, una enfermedad crónica difícil de diagnosticar. El Instituto Mexicano del Seguro Social resaltó que una de las complicaciones que se reiteran en pacientes que han padecido enfermedades de la piel por ropa de segunda es la sarna, una patología que se caracteriza por la presencia de lesiones rojas en la piel, sobre todo entre los dedos, brazos, tronco, en genitales y mamas.El principal síntoma es mucha comezón, lo que se puede complicar porque con ese rascado constante y frecuente, sin lavado de manos, causa las infecciones bacterianas secundarias que ocasionan malestar general y fiebre.Además, se insistió en que no toda la ropa de paca es de segundo uso, por lo que el problema también radica en que puede estar tratada con químicos y afectar la piel en personas susceptibles o con dermatitis.GUÍALa ropa es una de las maneras en las que expresamos nuestra personalidad en el ámbito social. Sin embargo, el aumento en los costos de las prendas de vestir lleva a miles de personas a optar por una nueva alternativa: la ropa de segunda.La economía circular de la reventa de ropa surgió como una opción para reducir gastos en los consumidores y reusar prendas que se encuentran en buenas condiciones para darles una segunda vida.Si estás interesado en comprar ropa de segunda, hay algunas recomendaciones:Busca prendas sin importar la temporada. Para dejar atrás el fast fashion, una de las mejores opciones es buscar prendas de ropa que puedas usar en cualquier momento.Tenga clara su talla y medidas: en muchas ocasiones, las prendas de segunda no cuentan con etiquetas para saber la talla exacta de aquello que gustó, por lo que es importante conocer sus medidas antes de comprar ropa que podría gustarle, pero no ser de tu complexión.Configure su búsqueda. Antes de acudir a bazares, tianguis y otros espacios en donde se comercialice ropa de segunda, es importante ir con algunas ideas en mente de lo que le gustaría comprar. Esto ayudará a enfocar su búsqueda de ropa que sí necesita y no tener la sensación de que no encontró nada.Siga a los vendedores. El negocio de la ropa de segunda se ha trasladado en buena medida a las redes sociales, en donde miles de personas cuentan con un negocio digital para mostrar sus productos. Puede comenzar a seguir algunas cuentas que ofertan ropa que le guste y encontrar buenas ofertas.Busque los mejores precios. A pesar de que el costo de las prendas de segunda ya suele estar reducido en comparación a lo que se vende en los aparadores de las cadenas comerciales, puede que encuentre ropa similar en otros espacios a mejores precios.Lave todo lo comprado antes de usarlo. Si bien se da por hecho que la ropa que se consigue ya está limpia, nunca está de más darle una nueva vuelta por la lavadora antes de utilizar lo adquirido.Deje de lado los prejuicios. Para muchos, el comprar ropa de segunda puede parecer como un gesto de bajo nivel económico, así como puede parecer desagradable hacer uso de prendas de alguien más. Sin embargo, la compra y venta de ropa de segunda ha ido en aumento en los últimos años, como una alternativa económica y sustentable.Roberto Santana, presidente de la Cámara de la Industria del Vestido de Jalisco, aseguró que la venta de ropa de segunda en espacios públicos entre el sector informal es una competencia desleal contra la cual el sector formal no puede competir, debido a los bajos costos en los que se comercializan las mercancías.Ante lo que consideró como un aumento en el ingreso de la ropa de paca proveniente de Estados Unidos hacia el mercado local, el líder empresarial afirmó que la principal fortaleza de la industria del vestir en Jalisco es la calidad de los productos que se ofertan al público.“Jalisco se ha convertido en un referente de moda a nivel nacional, aquí nacen y se marcan tendencias. Y eso es algo que nos ayuda a mantenernos a flote, aunque la producción y demanda no sea tan alta”.Comentó que desde hace más de cinco años, la Cámara Nacional de la Industria del Vestido hizo un llamado a las autoridades de la Agencia Nacional de Aduanas de México para limitar o, en su defecto, prohibir el paso de kilos de ropa por la frontera de Estados Unidos, sin una respuesta positiva.“Lo que nos han dicho es que no es un tema de contrabando, no es un delito y no se puede hacer algo, entonces la ropa sigue entrando, no importa de dónde y cómo venga”.Además de la competencia calificada como desleal por el presidente de la Cámara de la Industria del Vestido de Jalisco, otro problema al que se enfrentan los productores de ropa en el Estado es la falta de mano de obra para la realización y confección de prendas, con una déficit del 25 por ciento de empleados.Desconoció la cifra total de trabajadores que laboran en la industria textil debido a que reconoció que muchos de ellos no se encuentran contratados con las prestaciones de ley que deben de brindar los patrones en negocios formales.Sin embargo, descartó que la falta de prestaciones sea el motivo de la falta de empleados en las empresas dedicadas a la confección de prendas, pues resaltó que el tema se agudizó después de la pandemia del COVID-19, con el cambio generacional al momento de ingresar a los puestos de trabajo.Apuntó que las nuevas generaciones ya no quieren pasar ocho horas sentados en un taller o una fábrica de ropa, por lo que la base trabajadora que se mantiene en las mil 200 empresas afiliadas a la Cámara son en su mayoría personas de la tercera edad.En este sentido, agregó que poco a poco la industria textil tendrá que mudarse a la digitalización de procesos por medio de máquinas y softwares que realicen los patrones de prendas, sin la necesidad de personal de manera física, lo que recortará la plantilla laboral, pero a la vez los gastos de producción.ESTADÍSTICASEl gremio De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en comparación con marzo del año pasado, los precios de las prendas de vestir y calzado aumentaron un 5.78 por ciento.Con base en datos de la consulta en línea de los precios promedio del Índice Nacional de Precios al Consumidor, la ropa para mujer se encareció un 20% entre los años 2020 y 2023.El costo promedio de una blusa para mujer en 2020 era de 599 pesos, mientras que en este año el precio se incrementó a 750 pesos; los pantalones pasaron de 450 a 600 pesos, mientras los vestidos subieron de 600 a 800 pesos por pieza.Lo mismo ocurrió con la ropa de hombres: las playeras con un costo promedio de 500 pesos, aumentaron sus costos a los 700 pesos; pantalones desde 300 pesos pasaron hasta 700 pesos. Y un traje que se podía encontrar en 700 pesos aumentó su costo hasta los mil pesos.En el caso de la ropa de niños, el incrementó en los costos fue menor: playeras y camisetas desde 70 en 2020 subieron a 90 pesos. Y los pantalones, de 200 a 300 pesos.Baja la producción El Instituto de Información Estadística y Geografía (IIEG) de Jalisco reportó una disminución en el valor de la producción de la industria textil, por el orden del 12.64%, respecto al mismo mes del año anterior.El valor de las ventas fue de 78.7 millones de pesos, con lo cual disminuyó un 20.02 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.El empleo formal del sector se ubica en 11 mil 507 trabajadores asegurados (con base en el Instituto Mexicano del Seguro Social). El empleo aumentó 11.88% respecto al mismo mes del año anterior. Las principales actividades de acuerdo con la cantidad de trabajadores registrados, son: confección de prendas de vestir, otros artículos confeccionados con textiles y materiales diversos, así como confección de prendas de vestir a la medida.