Domingo, 16 de Marzo 2025
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¡Llénate de energía en zonas en estas arqueológicas!

Conoce cinco sitios en México donde puedes recibir la primavera, teniendo como fondo paisajes que combinan naturaleza y pasado prehispánico
 

El Informador

La madrugada del próximo jueves 20 de marzo, a las 3:01 horas del centro de México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), se registrará en nuestro territorio el equinoccio de primavera.

Equinoccio significa “igual-noche”, haciendo referencia a que, debido a la posición de la Tierra, el día y la noche tienen la misma duración (12 horas) en todo el planeta, a excepción de las regiones polares, de acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Hay una creencia (esotérica) sobre aquel punto medio de iluminación y oscuridad (que también se da en otoño): el equinoccio es un buen momento para alcanzar un “equilibrio”. En México, se relaciona con “cargarse de energía”, y nada mejor que las zonas arqueológicas para ello.

Hay más de 190 zonas arqueológicas en el país, algunas de ellas orientadas a ciertos fenómenos astronómicos, también relacionados con los tiempos de siembra y cosecha.

La pregunta de muchos: ¿a qué hora llegar para “cargarse de energía”? Dicta la creencia popular que entre las 12:00 y las 14:00 horas, cuando el sol está en lo más alto del cielo. Y, si vas vestido de blanco, es mucho mejor.

Te presentamos cinco sitios en México donde puedes recibir la primavera; la primera opción es Cuicuilco, al sur de la Ciudad de México. En el concurrido cruce de Periférico e Insurgentes, se encuentra la zona arqueológica de Cuicuilco, el “lugar donde se hacen cantos y danzas”. Fue uno los asentamientos más antiguos de Mesoamérica, al fundarse alrededor del año 2100 a.C.

Cuicuilco. Una de las primeras ciudades en la Cuenca de México. CORTESÍA/INAH

Surgió como un conjunto de aldeas agrícolas y de pesca en la cuenca de México, y para el año 800 a.C. ya se había convertido en una compleja ciudad y un importante centro religioso dedicado principalmente a Huehuetéotl, el dios viejo del fuego.

Su esplendor terminó abruptamente alrededor del 250 d. C. cuando el volcán Xitle tuvo una violenta y devastadora erupción que la cubrió con una gruesa capa de lava, alcanzando 10 metros de espesor.

De ese lugar se conservan varios vestigios, como la pirámide circular, una construcción escalonada que sobresale en el paisaje urbano. Tiene 100 metros de diámetro y cerca de 22 metros de alto.

Se cree que fue utilizada como centro ceremonial y que su diseño circular simbolizaba el Cosmos o la eternidad, aspectos esenciales en la cosmovisión de los pueblos prehispánicos.

Aquí, la tradición de los visitantes durante el equinoccio es llegar a la parte más alta de esa estructura y elevar las manos al cielo, a eso del mediodía, cuando el Sol se encuentra en el punto más alto del cielo. Hay otras personas que prefieren permanecer bajo la sombra de un árbol cercano y hacer lo mismo.

Este sitio arqueológico tiene un interesante museo de sitio en el que se cuenta toda su historia. Y, para quienes deseen continuar con un paseo durante el día, esta zona de la ciudad ofrece varias opciones: el Centro Cultural Universitario de Ciudad Universitaria, Six Flags o el barrio de Tlalpan.

Con información de El Universal

Chichén Itzá, Yucatán

ESPECIAL

Si existe un lugar donde la llegada de la primavera se espera con gran devoción, ese es Chichén Itzá. Los visitantes esperan largas horas bajo el sol para ver a Kukulcán, la Serpiente Emplumada, descender sobre el Castillo, el principal templo escalonado de la gran ciudad maya. El fenómeno suele ocurrir entre las 16:00 y 17:30 horas.

Al acercarse el ocaso, los rayos del sol se proyectarán sobre los costados de la escalinata norte del basamento, creando un juego de luces y sombras en forma de triángulos: el primero de siete, aparecerá en la parte superior e irá avanzando hasta llegar a la cabeza de serpiente que remata la parte inferior de la escalinata.

De acuerdo con los arqueólogos, este suceso representa la unión del cielo, la tierra y el inframundo y, como en otros sitios mayas, un nuevo ciclo agrícola.

El tiempo que dura la “visita” de Kukulkán entre los vivos es de 40 a 45 minutos. Si te lanzas a Chichén , no dejes de visitar el gran cenote Ik Kil, con su bóveda colapsada de la que nacen lianas que llegan hasta el fondo del cuerpo de agua.

Dzibilchaltún, Yucatán

ESPECIAL

Este es uno de los lugares más famosos en México para recibir la primavera debido a un impactante evento solar que se presenta cada año. Dentro del Parque Nacional Dzibilchaltún, se mantiene de pie una zona arqueológica del mismo nombre. Es un antiguo centro ceremonial con vestigios del periodo clásico tardío de la civilización maya.

La palabra “Dzibilchaltún” significa “lugar donde hay escritura en las piedras”, en referencia a las lápidas conmemorativas o estelas que se encontraron en el sitio.

Por su cercanía con Mérida, la capital del estado (22 kilómetros), y con el puerto de Progreso (24 kilómetros) -destino de cruceros internacionales- es el tercer sitio arqueológico más visitado del estado de Yucatán.

Su edificio más sobresaliente es el Templo de las Siete Muñecas, una estructura cuadrangular de lo que alguna vez fue un templo monumental.

Al amanecer, tanto en el equinoccio de primavera como en el de otoño, la entrada situada al centro del templo (con vistas al oriente y poniente) se ilumina con el resplandor del Sol conforme este va apareciendo en el horizonte. Cuando la totalidad del disco solar atraviesa aquella puerta, situándose justo en medio, inicia un fenómeno de luz y sombra que dura solo unos segundos.

Para poder apreciarlo hay que llegar antes de las cinco de la mañana para conseguir un buen lugar. Debido al alto número de visitantes, tal vez no puedas apreciarlo en primera fila.

Sin embargo, aprovecha la visita para que, el resto de la mañana, recorras otras edificaciones de Dzibilchaltún, como el Templo Parado.  También date una vuelta por el cenote Xlacah (no tiene acceso al público para nadar). Sus aguas tienen un profundo color turquesa. Igualmente se puede visitar una capilla abierta franciscana del siglo XVI que fue parte de la hacienda Chablekal.

Se estima que Dzibilchaltún se fundó 500 años antes de Cristo y que seguía habitado cuando llegaron los españoles. En su época de esplendor, tendría alrededor de 40 mil habitantes.

Cholula, Puebla

ESPECIAL

Con el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl vigilando sus centros ceremoniales y edificios históricos, Cholula (a 13 kilómetros de la capital poblana) fue una de las ciudades prehispánicas más importantes de Mesoamérica entre los años 200 y 450 d.C.

El punto focal es la Gran Pirámide de Cholula, dedicada a Tláloc. Su base es la de mayor superficie en Mesoamérica, con 450 metros por lado y 66 de altura (dos veces la Pirámide del Sol de Teotihuacán). Para su construcción, se aprovechó una elevación natural en la que se superpusieron varias estructuras piramidales con los años, provocando que la base fuera creciendo. Durante la Colonia, en la cima, los españoles construyeron un templo dedicado a Nuestra Señora de los Remedios.

A los lados, había edificios elegantemente decorados. Sobrevive el “patio de los altares”. Se le dio ese nombre por los altares y estelas encontrados.

Cholula fue un importante centro ceremonial y urbano, cuyo desarrollo, auge y decadencia podrían haber ido en paralelo al de Teotihuacán. Fue abandonada hacia los años 700 y 800, cuando perdió gran parte de su población. Y, tras un periodo de decadencia, resurgió como centro religioso y comercial hasta que, en 1519, ocurrió “la matanza de Cholula”, por orden de Hernán Cortés.

Ahora, en la “gran pirámide”, la primavera se recibe en cualquier momento del día.

Visita: el Museo Regional, la Capilla Real, el convento franciscano y los templos de Tonanzintla y Acatepec. Por su gran ambiente universitario hay buena oferta de cafés, restaurantes y bares.

El Tajín, Veracruz

ESPECIAL

Aquí no ocurre un evento astronómico, pero lo espectacular del lugar atrae a miles de personas al llegar de la primavera. Esta zona arqueológica fue bautizada en el siglo XIII por los totonacos como “Tajín”, que significa “trueno” o “humo poderoso”, en referencia al poderoso dios Huracán, por estar en la costa del golfo de México, una zona de ciclones.

Como dato curioso, este es el sitio arqueológico en el que se han encontrado el mayor número de juegos de pelota (más de 20). Es muy posible que ahí se hayan jugado todas sus variantes: con bastón, con paleta, con el cuerpo.

El edificio más icónico de la zona arqueológica (inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco) es la pirámide de los Nichos, una obra maestra de la antigua arquitectura mesoamericana. Con una estructura de base casi cuadrangular, posee siete plantas que se sobreponen de manera decreciente. Cada una contiene una serie de nichos que dan un total de 365; así que podría representar un calendario solar monumental.

Para “recibir la energía del Sol” en El Tajín, no hay una hora específica, aunque los entusiastas de esta costumbre recomiendan llegar el día y hora exactos en los que se registra el equinoccio, siempre y cuando el sitio esté abierto al público.

A unos cuantos minutos de ahí, se instaló el Parque Temático Takilhsukut. Es la sede oficial de Cumbre Tajín, un festival en el que se resaltan las culturas del Totonacapan, con ceremonias, talleres, rituales, danzas, gastronomía y conciertos de artistas nacionales e internacionales. Este año se llevará a cabo del 19 al 22 de marzo.

No dejes de ir al pueblo mágico de Papantla, donde se levanta la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, el monumento al Volador en el Cerro del Campanario y el Mercado Hidalgo para probar un beso papanteco: bebida fría con ron, granadina, leche evaporada y vainilla, planta con denominación de origen desde 2009.

A 20 minutos, en medio de una reserva natural, Eco Park Xanath te muestra la flora y fauna de la región. Cuenta con un área segura para acampar y recorridos guiados.