La Plaza de Armas de Tepatitlán estaba toda cubierta de cristales rotos y escombros, algo que no se había vivido antes en pleno Centro del municipio, donde una explosión por una fuga de gas LP hizo cimbrar varias cuadras a la redonda y reventar ventanas de las casas y negocios de esa zona.Minutos antes de las once de la mañana, Nancy Noemí Cortés Piña se encontraba dentro de la paletería donde trabaja, justo al lado del lugar donde ocurriría la explosión: un edificio de departamentos en el número 40 de Juan José Espinoza, antes usado como oficinas de una empresa de transporte."Yo sólo sentí un golpe en la espalda, sólo sentí que me hizo para delante, yo me agaché y me tapé la cabeza, dije, '¡se está cayendo el edificio!'".Lo primero que pensó Noemí fue que un vehículo se había estrellado en el negocio, pues al voltear vio vidrios y escombros por todos lados. No fue sino hasta que salieron ella y su compañero, Manuel Barajas, cuando se dieron cuenta de lo ocurrido."Salimos todos y estaba la pipa del gas ahí afuera y ya nos retiramos todos con miedo de que fuera a explotar la pipa", dijo Manuel. Les dijeron que los empleados del gas se quedaron dentro, heridos."Primero fue el estallido y después se incendió, el corredero de gente y las ambulancias, una señora iba pasando y le cayó un vidrio y le cortó, otra señora estaba tirada en el piso, un trabajador sacó a dos heridos de la Caja Popular (ubicada debajo de los departamentos)", contó Manuel.La señora María de la Luz Muñoz Barba estaba en su departamento, en el segundo piso de un edificio al otro extremo de la cuadra del lugar del accidente."Estaba en mi antecomedor sentada, escribiendo, cuando oí, haga de cuenta que era un terremoto, una cosa horrible, fue un trueno que se oyó por toda la manzana. Corro y me asomo a la ventana y veo las llamaradas que subían, mucho, como a media calle salía la lumbre".Al ver las llamas se regresó a su departamento rápidamente, lo que la salvó de que le cayeran los cristales que se habían roto por el estallido. La mujer decidió irse por temor a que el fuego alcanzara su edificio. Salvador Ornelas se hallaba en su puesto para bolear zapatos en la plaza Morelos, desde donde pudo ver de frente la explosión."Estaba aseando calzado cuando oí '¡pum!', nomás vi que salió el golpe impresionante, vi cuando explotó como una bomba, un explosivo, volteas y el resplandor, venía el golpe hacia afuera y empezó a arder".Las flamas se elevaron durante un buen rato hasta que llegaron los bomberos, que en su opinión tardaron mucho. "Unos diez minutos. Ahí están las tomas, era nomás conectarlas, reventar los tinacos de arriba, lo que fuera que apagaran, pero traían un chorrito".Manuel explicó que algunas personas que no supo quiénes eran, enrollaron la manguera de la pipa y la llevaron a dos cuadras de distancia, a fin de evitar una tragedia mayor. Y ahí la dejaron, sobre Porfirio Díaz y Córdoba, toda dañada durante varias horas.Salvador Ornelas comentó que en ese lugar vivía la familia Alcalá, gente muy buena que no se mete con nadie. "Les deseo lo mejor a la familia y les doy mi pésame porque son mis amigos".JM