Casi todos coincidimos en que el Poder Judicial es profundamente corrupto y necesita una sacudida. Las historias de juicios que se venden son cotidianas y cada sexenio hay un personaje célebre que arregla juicios y cobra las mochadas. Algunos pensamos que la vía electoral para nombrar jueces y magistrados es una pésima idea porque politiza el nombramiento de los miembros del Poder Judicial y eso les resta independencia. A estas alturas eso da igual; la decisión está tomada. La mayoría de Morena impuso la vía electoral sin escuchar a nadie, así que la pregunta ya no es si estamos de acuerdo o no con que los jueces y magistrados se elijan en las urnas, sino cómo hacemos para que la elección del Poder Judicial en Jalisco sea la mejor posible.Lo primero que se puede hacer es subir la vara; poner mayores exigencias en la elección de jueces y magistrados de Jalisco que lo que se puso a nivel nacional. Técnicamente es viable, es sencillo y no cuesta. El problema es político, pues hay que convencer a los diputados de Morena y aliados, más dispuestos a obedecer que a discutir, que tener mejores perfiles en la boleta es posible y deseable.El segundo gran tema es cómo organizamos geográficamente al Poder Judicial. Si los jueces son electos para un distrito judicial específico los ganones serán los poderes fácticos regionales, sea el cacique o lo que hoy se llama “la plaza”, que no es otra cosa que el representante del crimen organizado. Si la elección es a nivel estatal y se deja el destino de cada juez a un proceso posterior, bajamos el riesgo de intervención, pero tendremos una elección de listas eternas y complejas, lo que hará aún más difícil que el ciudadano entienda por qué y por quién está votando.El punto más delicado y complejo es cómo organizar el proceso electoral, cómo hacemos para que los ciudadanos nos enteremos y nos interesemos en una elección que es poco atractiva y en la que las campañas no solo estarán restringidas, sino que serán concurrentes con la de diputados federales, diputados locales y alcaldes. La elección simultánea no solo hará lentísimas las casillas, sino que generará vínculos no deseados entre los partidos y los candidatos a jueces y magistrados.Estamos a tiempo para pensar soluciones, de buscar caminos que nos lleven a una mejor justicia. No olvidemos que la capacidad de empeorar es infinita, que el riesgo de que resulte peor el remedio que la enfermedad, es decir, que a la postre tengamos un poder judicial peor que el actual, es un escenario posible y probable.diego.petersen@informador.com.mx