Viernes, 20 de Septiembre 2024

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¿Y los deslindes policiales?

Por: Jaime Barrera

¿Y los deslindes policiales?

¿Y los deslindes policiales?

Afirmaba ayer aquí que para evitar nuevas burlas y desplantes propagandísticos de las mafias a los gobiernos y sus fuerzas armadas y corporaciones policiales federales, estatales y municipales, como las ocurridas la semana pasada con el reparto de narcodespensas al menos en Zapopan, Tonalá, Tecalitlán y Tuxpan, deberán hacer mucho más que simplemente combatirlas acusándolas de orquestar puestas en escena para generar confusión.

Y más aún para detener no ya sólo homicidios, sino multiasesinatos en serie y hasta en tres distintos puntos cometidos por el mismo comando que se traslada en ostentosas camionetas sin que nadie le diga nada, como pasó el domingo pasado en Guadalajara cuando ejecutaron a nueve personas, entre ellas dos mujeres, en tres domicilios distintos cercanos entre sí y con apenas unos minutos de diferencia. A las 12:00, a plena luz del día, se registraron las primeras detonaciones en la calle José María Castellanos, donde mataron a tres hombres y a una mujer. Luego los sicarios se trasladaron a la calle Gerónimo Treviño y a las 12:04 asesinaron a otros cuatro sujetos, para terminar su estela de muerte a las 12:12 en la calle 1 de Octubre, con el asesinato de otra mujer.

Desde luego esta nueva expresión delincuencial, que representa un giro más en la espiral de violencia que sigue creciendo mientras todos hablamos y nos ocupamos de la pandemia del coronavirus, es mucho más grave que los actos de propaganda de los capos. En aquellos reparten despensas para montar puestas en escena, pero en estos cruentos ataques lo que reparten son estruendosas ráfagas de plomo que dejan escenarios reales de sangre y muerte.

Ante este nueva estridencia delincuencial, la Fiscalía General del Estado de Jalisco no hizo tampoco nada nuevo más allá de acudir a la salida habitual de explicar que se trataba de narcotienditas  y que el móvil de estos multihomicidios fue la venta de droga y la “lucha por los territorios” entre diferentes bandas de narcotraficantes.

Habrá que insistir en que la obligación y la prioridad de las autoridades es, aun en medio de la pandemia del coronavirus, justamente evitar que las ciudades se conviertan en arenas y campos de batalla de los grupos delincuenciales, que cada día cobran más vidas de las llamadas víctimas “colaterales”, entre las que empiezan a aparecer menores y ciudadanos y ciudadanas inocentes que nada tienen que ver con las disputas de los mafiosos.

Es por este hecho que quedan descalificadas también las justificaciones recurrentes de muchos gobiernos, incluido el del Estado, de que la violencia y los homicidios se deben a los ajustes de cuentas entre los delincuentes y a que “se matan entre ellos”. 

Por eso, además de una profunda revisión de sus sistemas de inteligencia, y de sus estrategias policiales y de patrullaje, las autoridades deben hacer los deslindes correspondientes de quienes operaban el sistema de videovigilancia C5 y de los policías que estaban destacamentados en las zonas donde los delincuentes transitaron tanto para grabar videos entregando alimentos, como para atacar domicilios particulares, y qué pasó con los protocolos policiales que debieron aplicarse para no dejar impunes estos hechos delictivos y para saber, a ciencia cierta, si se trató de fallas o de complicidades por la grave infiltración delincuencial que hay en nuestros cuerpos policiales.  


jbarrera4r@gmail.com

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