La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) junto con el resto de jueces federales, es al día de hoy la única institución capaz de ponerle freno al Presidente. Lo anterior es muy relevante al entenderse y recordarse uno de los puntos clave para saber hacia dónde va el Gobierno lopezobradorista, porque sí, aunque no parezca, éste dizque nuevo régimen tiene objetivos con un único fin. Conservar y ampliar el poder de López Obrador por el mayor tiempo posible. Si no se ve con éste prisma, solo se verá a un Gobierno de dar pena ajena y casi de risa, donde pudiendo hacer todo bien lo hacen todo mal. A la fecha no hay documentos donde se pueda confirmar la supuesta gran victoria sobre el huachicoleo. De los programas y acciones ordenandos cada rato por el Ejecutivo, tampoco hay información. Así, solo veríamos a un Gobierno hechizado, banalizado, inmovilizado por entre otras cosas, el terror infligido a los burócratas. Un mal Gobierno. Pero habría de entenderse también: ese mal Gobierno también es algo deliberado.Por eso hay una cuenta atrás contando. Tic, tac, tic tac. Y terminará en el éxito o fracaso de López Obrador para controlar a la SCJN. Lo sabe: sin ella de su lado, no podrá tan fácilmente destruir las instituciones no de su agrado (las autónomas principalmente porque en su generalidad tienen funciones ejecutivas). Así, ésta semana Morena presentó en el Senado una iniciativa para incrementar de 11 a 16 ministros en la SCJN. Así con los nuevos ministros tendría la mayoría. ¿Como? Con la creación de una tercera sala (ya existen dos, una penal civil y otra administrativa y del trabajo) para asumir funciones anticorrupción, responsabilidad de los servidores públicos y la ya golpeada hasta el cansancio por los jueces, responsabilidad patrimonial del Estado. De hecho el primer funcionario en reventar -junto con el entonces Jefe del SAT-, la nueva y sencilla forma de reparar daños por la conducta irregular de la autoridad, fue el mismo López Obrador como gobernante de la hoy Ciudad de México. Dice mucho su inclusión en la nueva sala propuesta. Para él el Gobierno no debe de responder por sus actos.Ante ello hubieron diversas reacciones. Es de destacar la del Consejo Nacional de la Abogacía Mexicana: firme, rotunda y clara. Dicho consejo está compuesto por los tres colegios de abogados más importantes del país, la Asociación Nacional de Abogados de Empresa, Colegio de Abogados (ANADE), el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México (INCAM) y la Barra Mexicana, Colegio de Abogados. Son tres colegios de adeveras. Con miembros, obligaciones, derechos y pago de cuotas. Y concentran sin duda a la mayoría de los mejores abogados del país. De ahí su importancia. El consejo dijo palabras más o menos: crearía una dificultad muy grande para integrar mayorías en la SCJN al ser de número par y dotarla de más cuestiones de legalidad aumentaría su carga de trabajo. Además, El nuevo sistema anticorrupción ya contempla jueces especializados. No han sido nombrados, pero además ni a Peña antes, ni a López Obrador hoy jamás se les ha visto ocupados en echar el sistema anticorrupción a andar, todo lo contrario, ha sido bloqueado. Se le pide al Constituyente Permanente no aprueben la reforma y en todo caso citen a parlamento abierto para la discusión.Tic tac, tic, tac. Si ésta intentona no funciona, vendrán más.