Con una novedad. El Presidente del no mentir, no traicionar y no robar ha reconocido haber mentido. En el show mañanero bananero del miércoles reconoció a diferencia de antes la existencia la crisis de abastecimiento de gasolinas durante la escasez de principios de año. Vale recordar. Entonces como acostumbra, insultó hasta el cansancio a la prensa por señalar precisamente eso: al desabastecimiento como causante de la escasez de combustible, cuya responsabilidad no reconocida por López Obrador es de él, a través de Pemex, y en aquellos meses simulada o disfrazada como medidas para combatir al huachicol. Dijo además logró disminuir dicho delito en un 95% sin justificar cuál método se utilizó para medirlo, ni dando datos comparativos. También afirmó: solo se tenía entonces gasolina para surtir una semana y la mitad de las gasolineras del país se encontraban sin inventarios. Ufano agrega: ahora tenemos reservas para 20 días y prácticamente todas las gasolineras están funcionando normalmente.Afirmó no haberlo dicho antes por “estrategia” o prudencia de las relaciones internacionales para salvaguardar la soberanía y también porque él debe de andarse cuidando de los “conservadores”, como llama a sus críticos y adversarios. A su decir, no les importa nada, tienen doble moral, son hipócritas y son capaces de todo, porque los conservadores del siglo XIX fueron capaces de todo (también los liberales por cierto, porque así son las guerras civiles), pero como si hubiera una continuidad histórica de coordenadas políticas desde entonces lo cual es una falsedad histórica. Expuso también su paranoia y desconfianza en el comercio internacional.Imaginó entonces como asunto de seguridad nacional mantener en “secreto” el desabastecimiento, porque según su manía, los vendedores del combustible al saber de nuestra vulnerabilidad hubieran decidido no vendernos gasolina o vaya usted a saber. La razón o indicio de esa posibilidad, ¿de dónde salió si no es de su ya mencionada paranoia? Por eso era mejor no se supiera. De ahí la necesidad de construir refinerías, dijo. Aún cuando las actuales producen solo a un 30% de su capacidad.Puso como ejemplo a López de Santa Anna como el más pérfido conservador cuando en realidad Santa Anna fue ambos. Fue de los entonces llamados liberales y también de los conservadores. También le llamó conservador a Huerta el traidor, cuando ya no existían esos bandos, sino los porfiristas (liberales, pero no demócratas) y los revolucionarios. Los conservadores contra los liberales son algo del pasado. Hoy las coordenadas políticas son diferentes. Las diadas son distintas. Los conservadores se contraponen a los innovadores, y los liberales a los autoritarios. Y aunque no les guste a los ultras, todavía existe y existirá la díada derecha e izquierda. Pero ese es otro tema.Lo más grave de esta situación, no solo es el haber tratado de ocultar la ineficacia de Pemex desde el inicio del sexenio, ni los insultos y ataques a la prensa por querer decir la verdad. Simplemente ayer le llamó hampona y criticó durísimo a los columnistas, lo cual nos da el indicio de así seguirá. El verdadero problema es si bien desde antes se le escuchaba con cierta desconfianza, dada su visión del país de las maravillas donde solo con decir las cosas se vuelven realidad, ahora ya sabemos y nos consta: miente descaradamente. No es confiable.