En estos momentos en que nos vemos acorralados por una galopante enfermedad que a todos amenaza, hay diversidad de actitudes en las personas de los distintos estratos sociales.Vemos desde que hay quienes con muy buen juicio acatan las medidas sugeridas u obligatorias, y también vemos otros que desoyen los más sabios consejos y hasta quienes ni siquiera dan crédito a lo que oyen o lo que está ante sus ojos.Y tenemos también aquellos que toman oraciones y reliquias como mágicas, olvidando que lo principal nace y germina en el corazón.Como ya decíamos en otra ocasión: la Fe y la Esperanza en Dios son muy buenas y efectivas si surgen de lo más íntimo del ser.Pero hay que tener en cuenta que aunque Dios lo puede todo, también nos pide que aportemos un mínimo porcentaje de nuestra parte… no en vano hasta la sabiduría popular nos asegura: “ayúdate, que Dios te ayudará”.Y en situaciones como las que estamos viviendo en el presente, donde lo primordial es la salud, tenemos que tener claro cuál es el mínimo porcentaje que se nos pide poner de nuestra parte.Sin duda una actitud saludable que sea capaz de luchar contra la enfermedad, tendrá principalmente que ver con una conducta positiva.Ver las cosas desde su mejor ángulo, comportarse sensatamente con equilibrio entre alimentación, actividad y descanso.Las personas que, aun cuando hayan contraído la enfermedad de esta pandemia que tanto asusta, si mantienen una sana actividad a todos los niveles: físico, mental y espiritual… o dicho en otras palabras: no tirarse en la cama y disponerse a lo peor.Hay que hacer algo aunque cueste un poco… Actividad mental: leer algo motivador, que eleve el alma y el pensamiento. No dejarse llevar por el miedo ni por lo más negativo que escuchamos a diario.Actividad espiritual: hablar con Dios, con la Virgen María, Madre de Jesús y madre nuestra… rezar sí, pero no repetir fórmulas y oraciones… hay que hacerlas que broten del corazón.Recordar que el Rosario es un “mantra” que ayuda a llegar a lo más íntimo: hasta el centro del ser. Y desde allí, se puede hablar con Dios.También es importante despertar la alegría, conservar el buen humor, sin llegar a vulgaridades, ni a la risa barata, sino a lo que verdaderamente despierta el gozo profundo del corazón.Ten por seguro que si aportas este pequeño 1% de equilibrio, actividad y alegría, Dios pondrá el 99% restante, y completará la fórmula perfecta para lograr la salud plena, porque su amor es mucho más grande que todas nuestras limitaciones y enfermedades.Pero ciertamente para lograr el Milagro tenemos que sanar la mente y el corazón. Con el alma enferma, no es nada fácil curar el cuerpo…Somos un todo único, no sólo cuerpo, sino también nuestra parte espiritual toma parte en la salud.Si pensamos cosas negativas, si cultivamos malos pensamientos, si alimentamos el corazón de odios y rencores, si enfermamos nuestro espíritu… si tan sólo vemos películas de violencia o de crimen, ¿Cómo pretender que Dios nos sane integralmente si nosotros mismos nos empeñamos en dañarnos?Así que ánimo… alegría sana y actividad responsable. Y adelante con Fe y Esperanza sin olvidar que el Amor más grande proviene de Dios y que también nos invita a repartirlo.