Cada día nos llegan infinidad de noticias envueltas en palabras, frecuentemente inmersas en opiniones tan contradictorias que no alcanzamos a entender o ni siquiera logramos asimilar.Ríos de tinta corren en todas las vertientes de las comunicaciones a propósito de los últimos acontecimientos que estamos viviendo en nuestro mundo. Pero independientemente de todo esto, hay realidades que nos invaden y condicionan, hay palabras que cuestionan y también mensajes que confunden…Indiscutiblemente también nos llegan noticias de eventos que suceden en otros lugares y que ya sea por fenómenos naturales o por catástrofes provocadas, siempre hay infinidad de temas en que ocupar la mente y entretener el pensamiento, a pesar de que haya entre tanto barullo, una gran variedad de tópicos que ni nos atañen ni tienen importancia vital para la realidad que cada uno vive en su inmediato presente.Lo que sí es verdadero, es que cada vez más formamos un todo global y que nuestro mundo se vuelve cada vez más diminuto, -que ya de por sí lo es-.Pero donde verdaderamente percibimos realidades que nos asombran, es cuando nos damos cuenta de que algunos quieren meter en su propio bolsillo nuestro pequeñísimo planeta, y por consiguiente adueñarse de todo lo que contiene, incluyendo sus habitantes con todo lo que son y lo que tienen, con todo cuanto saben y pueden llegar a ser.Todo esto redunda en que: “lo que eres, lo que tienes y lo que posees, crees que es tuyo, pero tú eres mío con todo y todo.”Y por la buena, o por razones obligadas, nosotros, la gran mayoría del pueblo, seguimos la corriente y favorecemos todas estas situaciones, y a veces hasta las aplaudimos…Y como en alguna ocasión dijo Jesús: “El que tenga oídos y quiera oír que entienda…” y quienes tienen ojos que puedan ver, que miren detenidamente lo que hacen y dicen las grandes potencias, la técnica y mecánica de los grandes monopolios, y desde luego, las fábricas de ideas que roban la libertad y nos cierran espacios y rutas para la opción.Lo que no hemos llegado a considerar es que Dios hizo a los seres humanos en verdad y libertad, para ser auténticos y felices. Pero a través de la historia nos damos cuenta de que la humanidad no entendió nunca nada.Y en la actualidad, de nuestro tiempo, en siglos de progreso y tecnologías avanzadas, sin mucho esfuerzo nos damos cuenta de que estamos como al inicio y que los tiempos de violencia y barbarie, de chisme y de competencia siguen al mismo nivel, o más avanzados todavía.Volvamos pues, una vez más la vista a nuestro mundo y a todo el revuelo que lo agita en este 2020 que esperábamos con tanta ilusión como una época de estabilidad y progreso. Cada quien puede hacer un propósito, aunque sea pequeño, pero concreto y posible, para contribuir a un futuro mejor.Al mismo tiempo pedimos la gracia y la bendición de nuestro Padre Dios.