Domingo, 22 de Septiembre 2024

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Nostalgias

Por: Jaime García Elías

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El progreso tiene un precio. La construcción de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano de Guadalajara, por ejemplo, ha repercutido en una serie de daños y perjuicios que ya constan en actas...

Entre las afectaciones más notables estarían las de la iglesia de San Francisco, en la Avenida 16 de Septiembre, o la Casa de los Perros -reconvertida en Museo del Periodismo y las Artes Gráficas- en la Avenida Alcalde, más las de algunas añejas casonas en calles paralelas (Pedro Loza, Santa Mónica, Liceo y Pino Suárez) del barrio de El Retiro, principalmente. Entre los mayores perjuicios, los de los vecinos de varias fincas aledañas al Parque Alcalde, inundadas en este temporal de lluvias a consecuencia de torpes manipulaciones en los colectores. Además, claro, de los automovilistas afectados por el cierre de la Avenida Alcalde a la circulación vehicular.

-II-

En el inventario de sacrificios derivados de esa obra, sin embargo, se ha incluido, en nombre de la nostalgia, la “destrucción” -desde la perspectiva de los denunciantes- de supuestos “monumentos”, que pretendidamente constituían “iconos” de la ciudad…

Se alude, particularmente, a la Glorieta de la Normal, en el inicio de la Avenida Ávila Camacho, y al esbelto puente peatonal vecino, en la Avenida Alcalde; a los Arcos de Tlaquepaque y el monumento al Charro, en la Avenida Revolución; al aparatoso puente peatonal construido sobre la Avenida Ávila Camacho, en el límite entre los municipios de Guadalajara y Zapopan… y a los bustos de los ex presidentes que adornaban (es un decir…) el camellón de la misma avenida.

La utilidad de los dos puentes peatonales señalados resultaba bastante discutible. El de Plaza Patria, sobre todo, estaba notoriamente descuidado, sucio y subutilizado, amén de que a ciertas horas del día resultaba peligroso. Los Arcos de Tlaquepaque, colocados al hilo de la banqueta, eran, en el aspecto arquitectónico, un absoluto sinsentido. Y en cuanto a los bustos de los ex presidentes, ni resulta ofensivo para los mismos ni denota ingratitud ciudadana señalar que cuando algunos de ellos eran objeto de actos vandálicos, había más manifestaciones de aprobación que de reprobación por parte de la vox populi… y que hubo más aplausos de los ciudadanos cuando los retiraron, so pretexto de las obras señaladas, que cuando se decidió gastarse el dinero del pueblo en confeccionarlos e instalarlos en señal de gratitud -¡oh, sí…!- por los afanes y desvelos que dedicaron a mejorar la calidad de vida de sus compatriotas.

Así que…

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