Perdidos como andamos en un tupido bosque de noticias de futbol, de accidentes, de política, de controversias y de quien sabe cuántos temas más que a muchos se les ocurre, llega un momento en que perdemos la direccional y nos olvidamos de nosotros mismos y de lo que es de veras importante para nuestra persona.Ya no sabemos a dónde voltear ni hacia dónde ir cuando se trata de valores, de ideas fuerzas o de lo que de veras constituye nuestro ser fe seres humanos de calidad.Pero sí es muy probable que el día de mañana, como ya es tradición muy arraigada, cada uno de nosotros nos acerquemos a recibir la Ceniza anual con la cual se inicia la Cuaresma.Tenemos que ir, porque queremos escuchar lo que cada año nos repiten sonoramente: “Acuérdate que eres polvo…” aunque a decir verdad, muy poco o nada signifique esta afirmación.Porque mañana seguiremos como si nada, preocupándonos de aquellas cosas que van y vienen como si en el fondo tuviéramos la certeza de que vamos a vivir indefinidamente.Lo cierto es que de veras tendríamos que hacer un alto y ver con lupa lo que hay en lo más íntimo del propio corazón para descubrir cuáles son los valoresque motivan nuestro actuar, y reconocer con sinceridad qué es lo que nos estorba, lo que no nos beneficia o no nos deja avanzar por camino de verdadera excelencia.Es cierto que muchos nos llamamos Cristianos-Católicos, y que muchos también quieren guardar el título muy escondidito: también hay quienes lo omiten, lo ignoran o lo desconocen, pero sí saben que un día fueron bautizados, y en momentos especiales, no renuncian a su celebración solemne de bodas o sacramentos: bautismos o Comuniones.Pero eso no es suficiente. En ningún club te reconocerían, si no cumples las condiciones.Y en la Iglesia lo primero que se te pide es: “Conviértete y cree en el Evangelio”. De allí vendrá luego el ser coherente y llevar un comportamiento acorde a la fe.Porque también hay quienes sin fe, quieren vivir de esperanza, y no saben dónde y cómo arraigarla, y también pretenden que Dios esté a su servicio, y como por arte de magia, conceda cuanto se le pide.En fin, el Miércoles de Ceniza es un buen día para acercarse a Dios con buena disposición y tal vez también para pedirle perdón, porque ciertamente Él no es como nosotros.Él es todo amor y misericordia y quiere que sigamos su ejemplo.El rito de la Ceniza nos haga recapacitar que estamos de paso por este mundo y que la huella que dejemos será lo que en un futuro la historia recopilará para guardar el recuerdo de nuestra vida.Y también será muy bueno tener en cuenta que lo único que llevaremos el último día será lo bueno de nuestro actuar, lo mejor de nosotros mismos y el amor que cultivamos en el propio corazón.