“No quiero morir. Auxilio…”, escribió Luz Raquel en sus redes sociales, sabiendo que querían asesinarla. Tenía meses viviendo con miedo. En las escaleras de su departamento le dejaron escritas las amenazas: “Te voy a quemar viva”, “Te voy a matar Luz”. Y lo cumplieron: la asesinaron, le rociaron alcohol y la quemaron viva. Luz Raquel no quería morir. Pidió ayuda a las autoridades: a la Fiscalía del Estado, al Ayuntamiento de Zapopan, al Centro de Justicia para las Mujeres, al Gobierno del Jalisco. Acudió a algunas dependencias y de otras buscó su auxilio a través de redes sociales. De nada sirvió. Algo falló. ¿Omisiones? ¿Negligencia? ¿Indiferencia?“Hasta cuándo voy a tener que vivir con miedo de que me pueda pasar algo y a mi familia y mi agresor sigue campante por la ciudad con el peligro de seguir haciendo daño #justicia #nomasviolencia #noquieromorir #auxilio @AlertaGDL @FiscaliaJal @GobiernoJalisco @CJMJalisco”, escribió en un tuit el 17 de mayo, a las 2:01 am, con fotografías de las amenazas en las escaleras del departamento donde vivía, en la Colonia Arcos de Zapopan.Luz Raquel, de 35 años, estaba dedicada al cuidado de su hijo Bruno, un pequeño con autismo y epilepsia, que hoy quedó huérfano. Había tenido problemas con sus vecinos porque no toleraban los ruidos que hacía el niño cuando sufría alguna crisis o tenía algún ataque.“Cómo es posible que a un menor con autismo y epilepsia por tener una o varias crisis, por patear y pegar en paredes mi vecina le mande una patrulla, ya quisiera ver a los oficiales contener sin lastimar, aún así pedían verlo, vulnerando derechos @PoliciaZapopan @PoderAG_Zap”, escribió el 14 de julio en tuit, a las 11:37 pm.En mayo uno de sus vecinos la agredió arrojándole cloro industrial, el mismo que la amenazaba y que ella denunció. Sergio Ismael “N” acaba de ser detenido para investigarlo; sí, ya que Luz Raquel murió, cuando ya la asesinaron.El 16 de julio Luz Raquel asistió a un foro de mujeres y familias encargadas del cuidado de pequeños con algún tipo de discapacidad. Ahí compartió su experiencia como cuidadora primaria de su hijo Bruno. Horas después estaba en el hospital, con quemaduras en 90 por ciento de su cuerpo. La mataron y a ella nadie la cuidó.En cualquier dependencia encargada de atender casos de violencia, la víctima jamás puede irse sin una respuesta y mucho menos sin que se le dé seguimiento. Incluso, habría que poner atención a quienes manejan las redes sociales de las dependencias, muchas veces el canal más directo e inmediato para la atención.¿Qué le tocaba hacer a quién? ¿Qué puede esperar una mujer que sufre violencia y acude a las autoridades? ¿Cómo se puede facilitar el acceso a la justicia, a una vida libre de violencia y donde no sea en las mismas instituciones donde se les revictimice?Las amenazas de muerte y la búsqueda de ayuda de Luz Raquel finalmente fue escuchada, pero hoy que ya murió, cuando ya la mataron. Y ella no quería morir. Es un caso que pudo prevenirse. Una muerte que pudo evitarse. Debe investigarse y sancionar a los que fallaron, pero además revisar y mejorar un sistema de protección que evidentemente no protege a las mujeres.