En el periodismo hay importantes trabajos de investigación y reportajes que surgieron a raíz de filtraciones, ya sea de algún documento o grabación. Una filtración es la información que, por razones personales y/o políticas, se hace llegar a las salas de redacción o directamente a los propios reporteros o periodistas y no siempre se tiene comunicación con el remitente.Gran parte del trabajo periodístico consiste, por supuesto, en comprobar los datos, verificarlos y también evaluar la información. Porque todas las filtraciones tienen un interés.Por ello, la pregunta obligada en cualquier sala de redacción es: ¿A quién beneficia o perjudica que se publique el material? ¿Cuál es el interés de quien lo filtró? Porque la persona o institución que hizo llegar ese material informativo, para que se difunda a través de un medio de comunicación, por supuesto que tuvo sus propósitos al hacerlo.En días recientes se hizo pública la filtración del informe completo de la Presidencia de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa; un documento sobre la desaparición de los 43 estudiantes la noche del 26 de septiembre del 2014.La versión pública del informe se dio a conocer el 18 de agosto de este año y puede consultarse en el portal de la Secretaría de Gobernación. Si usted ingresa a la página web y abre el documento, verá que hay información que fue “testada” u oculta, porque forma parte de una averiguación que continua en curso. En el documento están “cubiertos” datos como números telefónicos, nombres y mensajes de textos tanto de militares y autoridades como de criminales; información delicada a la que tuvo acceso la periodista Peniley Ramírez y que recientemente compartió en un artículo. En él narra cómo y cuándo habrían sido asesinados la mayoría de los 43 estudiantes, con la presunta participación de autoridades de todos los niveles.El artículo abrió el debate público sobre las filtraciones. Por una parte, se ha hablado sobre la responsabilidad ética y legal de periodistas y medios de comunicación; incluso, compañeras y compañeros del gremio cuestionaron el valor periodístico del artículo y señalaron la revictimización de los familiares, al darse a conocer públicamente detalles de cómo habrían desaparecido a sus hijos. Pero también hay voces que han señalado lo delicado de haber hecho pública esa información, ya que pudiera poner en riesgo la investigación, dejando totalmente impunes a quienes participaron en la masacre.Hoy, a 8 años de la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, la conversación o discusión no debe quedarse en la periodista porque distrae de lo principal: el caso sigue abierto, con investigaciones y sin sentencias firmes… y con personas con acceso a información delicada, que la filtran para hacerla pública, con algún interés… cuando lo más importante es localizar a los jóvenes, que haya verdad y justicia.