El día de ayer, por sexto día consecutivo, el presidente López Obrador criticó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la que, a su juicio, se “hamburguesó” y por lo tanto requiere una sacudida.¿Cuál es el fondo de esta campaña, porque ya no se puede entender el asunto sino como una campaña del presidente?Para entender los motivos, hay que tomar en cuenta que las grandes universidades públicas, como la UNAM o la Universidad de Guadalajara, además de ser centros académicos, son desde hace muchos años también focos políticos. Ese es el gran contexto de este tema.Y el presidente López Obrador lo sabe. Él mismo recordó cuando en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas acudió a la UNAM y cuando ya como candidato a la Jefatura de Gobierno del DF, él lo acompañó de nueva cuenta en el año 2000.La Máxima Casa de Estudios no solo es el principal centro académico del país. Se trata de un foco de irradiación política. Si algún candidato logra ganar ese espacio, la influencia que tendrá será enorme.La discusión actual tiene una coyuntura: la sucesión en la UNAM.El rector Enrique Graue dejará la Rectoría en noviembre de 2023.Habrá un nuevo rector faltando poco más 6 meses para la elección presidencial del 2024.Dicha designación será un dato relevante en la escena política nacional en un momento en el que probablemente ya tengamos candidatos presidenciales o estemos en la antesala de tenerlos.¿Quién nombra al rector de la UNAM?No es el presidente de la República ni la SEP. Se trata de la Junta de Gobierno.Este órgano está compuesto por 15 personas que son electas por el Consejo Universitario y que van siendo designadas escalonadamente.Se trata usualmente de académicos con amplia trayectoria y conocimiento de la Universidad Nacional.Si hoy se observan los integrantes de esta Junta, resulta que es muy plural. Hoy hay 14 integrantes y un puesto vacante. Seis fueron nombrados durante el sexenio de AMLO, pero con orígenes muy diversos.Lo que es un hecho es que AMLO y el gobierno no tienen el control de esa Junta y por lo mismo, si las cosas siguen como ahora, no podrán ser determinantes en el nombramiento del próximo rector de la UNAM.Pareciera que los sistemáticos ataques a la UNAM por parte del presidente y la referencia a la “sacudida” que le hace falta, tuviera el propósito de generar una crisis que le permita cambiar esas condiciones y, por lo tanto, tener más influencia en la designación de quien será rector durante la campaña electoral del 2024.Ya hay expresiones de grupos estudiantiles y académicos que empiezan a pedir la “democratización de la UNAM”.Históricamente, los movimientos estudiantiles a nivel universitario son difíciles de conducir y acotar.Esperemos que el gobierno de López Obrador sea consciente de que propiciar una desestabilización de la UNAM con la bandera de cambiar la forma de elegir autoridades o de definir el contenido de los programas de estudios, pueda dar lugar a un movimiento incontrolable que podría incluso crearle un enorme costo al gobierno y a Morena.