Entre las mil y una cosas que nos inquietan, nos ocupan, nos preocupan o nos envuelven, a veces nos olvidamos de algunos tópicos verdaderamente importantes en el devenir de nuestra existencia.Procuramos o pretendemos ser atendid@s, acogid@s, respetad@s y hasta amad@s, pero en nuestras actitudes nos olvidamos de lo verdaderamente importante: hablar bien.Me refiero precisamente al don de la “Palabra” elemento indispensable para la comunicación y desde luego para una buena comunicación.Por eso hoy te propongo reflexionar seriamente acerca de ese don divino que se ha concedido a la humanidad y que, desafortunadamente, nunca en la historia hemos reconocido como lo más valioso.Saber hablar, ya es algo, tener algo que comunicar es mucho, pero hacerlo bien es, sin lugar a dudas, lo más importante.Ya desde remotos tiempos de la humanidad, se habla de Babel y se conservan testimonios de la confusión creada a través de las palabras y que dio origen a los diferentes idiomas y modismos al grado que fracturaron la comunicación más elemental.En tiempos actuales de tanto progreso y de tecnología tan avanzada, que ayudan a que broten y semultipliquen las palabras habladas, escritas, y en códigos más o menos entendibles, hoy que podríamos llegar muy alto, tristemente constatamos que nuestro idioma, en vez de mejorar, ha decaído bastante, tanto en forma como en contenido.Alguna vez escuché a un joven decir: “entre más vulgar, más popular” y puede ser que tenga razón, pero esa popularidad dura poco y ciertamente no da más calidad.También a menudo se escuchan voces que ni por broma deberían expresarse.Permitirse expresiones vulgares con el pretexto de que: “al fin y al cabo estoy en mi casa…” sin considerar que es precisamente en casa donde se ensaya lo que luego sale a flor en público.Por eso es fundamental cultivar la Palabra y darle su lugar; proferir vulgaridades no te hace elegante, te hace vulgar; decir bromas de mal gusto, te vuelve antipático, hablar mal de los demás, con críticas y chismes, eso se revierte como bumerang.En fin, si momentos críticos como los que vivimos actualmente, nos llevaran a “normalizar” en una forma muy sencilla, nuestro modo de hablar, ya estaríamos en camino de un cambio significativo y verdaderamente beneficioso para todos.La moderación en el hablar, nos daría más armonía en nuestro diario vivir.El vocabulario amable bajaría el clima de violencia tan acentuado que actualmente vivimos.Y el expresarnos con propiedad nos daría, sin duda un toque de elegancia.Por tanto, la reflexión de hoy, se reduce a buscar lo mejor de la Palabra, ya que desde el inicio se nos dice que es el regalo más hermoso y valioso que fue dado a la humanidad como gratuito don por su Creador.Y que sin duda también Él merece que nuestras palabras expresen una Oración para decirle: Gracias