Siempre tuve una relación conflictiva con los libros de autoayuda. Una vez a los 12 años creí que “cuando realmente se desea algo, el universo conspira para que lo consigas” (Cohelo, El Alquimista) y que el sexo sin amor era un vicio (juro que eso recuerdo de Juventud en Éxtasis). Por fortuna, rectifiqué a tiempo. La vida ofrece suficientes fuentes de frustración y desdicha como para ayudarla todavía con nuestros inventos. Pasó el tiempo y estudié literatura. Durante años no volví a tocar un libro de autoayuda… hasta que necesité un poco de ayuda. Por eso apenas puedo creer que escribo este artículo para recomendar un libro de superación personal: Hábitos Atómicos, de James Clear. Divido la literatura motivacional en tres clases: la que promueve el pensamiento mágico e infantil como Cohelo. Allí todo es producto de un plan perfecto del universo (la necedad de romantizar los madrazos); la que moraliza sobre la forma “correcta de vivir” (Volar sobre el pantano, con pensamientos pecaminosos); y la que ofrece reglas y fórmulas secretas para conseguir dinero, éxito, amigos o un mejor salario. Aquí los consejos oscilan entre la fantasía embaucadora y el más absoluto sentido común. Hábitos Atómicos está entre estos últimos, pero en una versión moderada. Su valor radica en que funciona como un manual de “sentidocomunología” básica sobre la mejor forma de desarrollar hábitos saludables y eliminar los malos. Todo suena tan obvio hasta sonar idiota. Pero a veces el sentido común -me disculpo por el cliché- es el menos común de los sentidos. Nadie compraría un libro para aprender a subir y bajar una escalera. Nadie, tampoco, olvidaría cómo subir y bajar una escalera. Bueno, en esa frontera entre ambos absurdos se ubica el negocio y la utilidad de libros como Hábitos Atómicos. Y si me permiten decirlo, funcionan. La idea de Clear parte de una premisa sencilla: pequeños hábitos, resultados notables. Si cada día te esfuerzas en ser 1% mejor, a la vuelta de un año tendrás un resultado maximizado. Para esto, enumera una serie de tips, consejos e ideas básicas. Gracias a Clear adopté varios hábitos felices. Por ejemplo, durante años quise transcribir al ordenador las citas subrayadas de mis libros. Desde hace dos meses, transcribo una cita cada vez que bebo un café en casa. Y como bebo cantidades industriales de café… Clear plantea que para eliminar un mal hábito hay que hacerlo invisible, poco atractivo y difícil. Llevaba tiempo queriendo reducir mi uso del celular al conducir. Así que lo encajuelé y santo remedio. Ahora cada vez que subo al carro, lo meto en la cajuela. Poco a poco controlé la ansiedad y ahora tengo más tiempo en cada alto para pensar mientras contemplo a los automovilistas con su celular. Clear no es ajeno a las fórmulas del género motivacional: un libro que podría resumirse en 20 páginas tiene 300 porque siempre hay una historia, un experimento científico o una anécdota personal que prueba poderosamente que el autor tiene razón. En resumen, un buen libro de autoayuda es en todo caso un manual básico para subir una escalera. Sólo desconfiemos de los que enseñan a volar con métodos “científicamente comprobados”. Por fortuna, la realidad es mucho más compleja y divertida cuando descubres que si consigues algo que realmente deseas, el universo conspira para que lo pierdas. O que el sexo sin amor vale menos, claro, pero quién dijo que uno no podía reunir una fortuna a base de pequeñas cantidades.