Ya tenemos, en el México actual, gobernadores de primera y de segunda. ¡Ah! Y mientras siga a cargo en Michoacán, también Silvano Aureoles y su banquito, en otra categoría más abajo.Esta semana, el presidente de la República recibió en Palacio Nacional a los gobernadores, en funciones y electos, de Morena y sus aliados, con quienes se tomó la foto.Con ese gesto simbólico estableció claramente que su relación con los ejecutivos estatales será muy diferente según el partido del que provengan.Si alguien creía que la Conago podría sobrevivir más allá del membrete, ya podrá ir olvidándose de esa confederación de gobernadores. Los que van a contar son los de Morena.López Obrador sabe que la gestión de los nuevos mandatarios estatales será crucial para el 2024.Imagine usted que los nuevos gobernadores de la 4T tienen un desempeño desastroso y que en las entidades a su cargo brotan nuevos problemas económicos, sociales y de seguridad.En ese caso, el desgaste del ejercicio del poder podría llevar a los electores que respaldaron al presidente y a su partido a cambiar su inclinación y buscar otra opción política dentro de tres años.Así que tenga la certeza de que el presidente no va a dejar solos a los nuevos mandatarios de su partido. Ya no sólo por simpatía sino por el hecho de que sus propios intereses políticos demandan que tengan buenos resultados en sus gestiones.Y si, adicionalmente, sus resultados se pueden contrastar con el desempeño de los mandatarios de otros partidos, estará puesta la mesa para el candidato o candidata presidencial de Morena.Pero, más aún, el deseo del presidente de la República es que en aquellas entidades en las cuales haya personajes que aspiren a convertirse en candidatos presidenciales opositores en el 2024, sus gobiernos fracasen.Por esa razón, no dude usted que en estados como Jalisco, Querétaro, Yucatán o Coahuila, por citar sólo algunos, empiecen a surgir problemas por aquí y por allá.No es ninguna novedad que haya un trato diferenciado hacia los gobiernos estatales por parte del ejecutivo federal.Aunque tengamos en México un sistema federal, todos sabemos que en la práctica hay un enorme centralismo que deriva de un esquema fiscal en el cual los estados dependen del dinero que se lleva la Federación.Si hay alguna entidad que quiera obtener más recursos tiene que hacerlo a su costo, tanto en términos financieros como políticos.Hace algunos meses se habló de la posibilidad de revisar ese pacto fiscal. Incluso, se trató de una iniciativa de la Conago.Hoy, esa agrupación se encuentra ya completamente dividida y debilitada. Así que ya puede descartar usted el que se vaya a realizar dicha revisión.Lo más probable es que en los próximos años se acentúe el trato diferenciado en la asignación de recursos federales que dependan de decisiones discrecionales como en el caso de las aportaciones o la obra pública.Así que a Enrique Alfaro y con él a Jalisco, probablemente no les quede sino rascarse con sus propias uñas porque no estará entre los gobernadores de ‘primera’.