Sin duda entre los muchos deseos de la humanidad de todos los tiempos, uno de los más relevantes desde las más antiguas civilizaciones fue el afán de adueñarse y dominar el tiempo.Por eso pusieron tanto empeño en contarlo, calcularlo, sistematizarlo y calendarizarlo… así ha llegado hasta nosotros: semanas, meses años, siglos y también milenios. Luego habría también que desmenuzar los días: horas, minutos, segundos…Pero no contaban con que el tiempo mismo tomaría la revancha y es el mismo que en el presente nos tiene atrapados, como quien dice, atados de pies y manos y tenemos que marcar el paso: día a día, semana a semana, año a año... Pero nada, llegamos al momento en que termina un año y empieza otro: y decimos:ES MOMENTO DE FESTEJARY nos deshacemos diciendo y repitiendo a todos con voces en todos los tonos: “Feliz Año Nuevo”.Y con sobrada razón las felicitaciones de un Año que empieza es lo más lógico y razonable, porque aunque digan por ahí con un dicho ya hace mucho acuñado: “todo tiempo pasado fue mejor.”Lo cual en la realidad no es verdadero, porque el tiempo que soñamos mejor es precisamente el que no ha llegado todavía, aunque el pasado se vea a veces un tanto atenuado por el olvido.Pero bajemos a la realidad: la transición de una Año que termina a otro que está a punto de empezar, es la oportunidad que tenemos, no tanto para una fiesta superficial, con luces de colores, con euforia de abrazos, con una buena comida y a lo mejor, o a lo peor, con exceso de bebida.Lo verdaderamente importante en este momento es tomarnos un momento y tiempo razonable para evaluar y programar.EVALUAR el pasado, que no importa cuán azaroso haya sido, si a lo largo del año que termina tuvimos problemas, enfermedades y fracasos… todo esto ya está en manos de Dios.PROGRAMAR el futuro. El 2020 es ciertamente una buena oportunidad para marcar itinerarios y definir metas a corto y a largo plazo.Es muy saludable reconocer los errores del pasado y establecer alguna estrategia para no volver a cometerlos, porque es cierto también aquello que afirma la sabiduría popular: “Sólo el ser humano se tropieza con la misma piedra y cae dos veces en el mismo agujero”.Pero también es un hecho que Dios ha dado al ser humano una inteligencia superior y una libertad para escoger sus decisiones.Si llegamos a este momento y ponemos nuestra fe y esperanza en que el Nuevo Año nos traerá cosas muy buenas, será sin duda porque no nos quedamos mirando al ras del piso y alzamos la mirada para vermos más allá de las nubes donde se eleva nuestro espíritu, que es mucho más.Y desde el ángulo que lo veas, te digo Feliz Año 2020
