Si por extravagancias entendemos dichos o acciones extrañas, desacostumbradas, fuera de lo común, un programa como el de la tercera sesión de la Segunda Temporada 2021 -y primera con público en la sala del Teatro Degollado desde que llegó el coronavirus-, agendada para el pasado jueves 1 y este domingo 4, bien pudiera calificarse de extravagante.Que ninguna de las obras programadas sea -valga el convencionalismo- “de repertorio”, no significa, en manera alguna, que carezcan de valor musical; al fin de cuentas, ya se sabe que “sobre gustos no hay nada escrito”…“Double Music” para cuatro percusionistas, de John Cage y Lynn Harrison, es una partitura vanguardista para campanas, tambores de freno, sistra, gongs, tam-tams y hoja de trueno, desarrollada por sus compositores de manera independiente: sin saber cada uno lo que hacía el otro. El resultado es una breve (alrededor de siete minutos) sucesión de sonidos, no necesariamente desagradables (va en gustos, reiterémoslo) aunque ciertamente inconexos.“Kalei” para Trío de Percusiones, de Jacques Delecluse, se vale de xilófono, timbales y batería para supuestamente imitar, con sonidos en vez de imágenes, las sensaciones que produce un caleidoscopio.“Pastorale” para Quinteto de Alientos, de Amy Beach (“la primera mujer compositora reconocida en América”, según las notas del programa), es una obra breve (menos de cuatro minutos) y apacible, estrenada en 1941, para flauta, oboe, fagot, clarinete y corno.El Sexteto para Quinteto de Alientos y Piano, de Francois Poulenc, programado a continuación, añade el piano a la dotación anterior, para ejecutar una partitura de casi 19 minutos, prolija en armonías, ritmos y reminiscencias jazzísticas.La Fanfarria del ballet La Péri, de Paul Dukas, en arreglo de Wayne Barrington, es una breve (poco más de dos minutos) y brillante cátedra de armonías para metales: trombones, trompetas y tuba.“Aspects” para Quinteto de Metales (dos trompetas, corno, trombón y tuba), de Bárbara York, se estrena en México y consta de cuatro movimientos, obviamente programáticos: El Zumbido del Cuerpo, El Grito del Corazón, Rondó de la Mente e Himno al Espíritu.“Blue” para Quinteto de Metales, de Thomas Gansch, en arreglo de Marcos Pardeiro, cornista de la OFJ, remite nuevamente a los aires jazzísticos.Finalmente, el “Buster Keaton Blues”, de Mauro Ottolini, evoca, en efecto, las pistas sonoras de las añejas cintas del quizá mejor actor cómico del cine mudo.jagelias@gmail.com
