Después de unos meses de desconcierto, por fin, hoy empiezan de nuevo las clases, “con una nueva modalidad” dicen los chicos, aunque los que tenemos más edad, todavía recordamos los tiempos de la Telesecundaria…A decir verdad, si esto fuera de veras bien llevado, tanto por padres, maestros y alumnos, me parecería de verdad un valioso acierto, porque –sobre todo en las grandes ciudades- el tiempo de traslados, y el hecho de levantar a los niños a horas mañaneras absurdas y desafortunadas, son verdaderamente desfavorables.Claro, también los chicos en casa, son una actividad extra para quienes ya tienen que vérsela a diario con todo el trajín cotidiano que no es poco ni fácil…Lo bueno sería formar grupos afines y reunirlos como en aquellos tiempos en que la TV empezaba…Por otra parte, que la tecnología se vuelva escuela, no es nada nuevo. Desde que la Palabra empezó a popularizarse, la mente de los seres humanos se encontró nuevos rumbos y nuevos derroteros, pero cuando la imagen se impuso en los medios, la fuerza de estos mensajes adquirió un poder incuestionable, con la diferencia de que en el siglo pasado, los diarios nos traían las noticias más recientes, y la radio nos conectaba a la distancia con ambientes lejanos impactando la mente y dándonos oportunidades de conocimientos muy intelectuales del mundo y la vida.En cambio llega la TV y ésta se encarga de impactar los sentimientos y si el libro y/o el diario dan contenidos, también suscitan preguntas y el lector busca lasa respuestas satisfactorias. En cambio la TV nos lleva por caminos donde la lógica no ha arraigado o ha perdido su sentido y nos da respuestas aún antes de que formulemos la pregunta y sin esperar, sigue adelante dando otras respuestas a lo que ni siquiera hemos preguntado.Por eso es bueno revalorar y considerar los medios como una verdadera escuela, donde se fomenten los valores en la verdad, donde se impartan los conocimientos básicos que fundamentarán una firme guía la para la vida.Loable también sería controlar todo ese aluvión de mensajes que son definitivamente nocivos, porque también son escuela de violencia, de vicio y de tantas decadencias que hemos venido constatando a lo largo de estos tiempos de progreso y tecnología.Hoy se habla claro y de todo, pero también se aprende de lo peor.También por eso es deseable que se revaloren los avances científicos y tecnológicos como escuela, que sean agentes y medios de superación y de dignificación para crear una nueva generación de ciudadanos valiosos y ejemplares constructores de una Patria hermosa y de un futuro de veras hermoso y prometedor, un lugar habitable y feliz, como Dios quiere para todos.