Con las frías estadísticas no se puede argumentar nada. La crisis de salud, de la que pensábamos ya íbamos de salida, nuevamente estamos en el torbellino de la tercera ola. En Estados Unidos -como ejemplo y por ser uno de los países con mejor promedio de vacunación-, en las últimas tres semanas, cuando los casos de contagio estaban a la baja gracias a la vacunación de casi la mitad de la población, hoy se han incrementado 109 por ciento, las hospitalizaciones han subido 19 por ciento, las muertes se han aumentado 17 por ciento y la inoculación se ha desplomado en un 54 por ciento.Ayer desde la Casa Blanca se lanzó una campaña de advertencia sobre la dañina o maliciosa desinformación que hay en la sociedad, que solo confunde, crea desconfianza y envía mensajes desconcertantes sobre los procedimientos que hay que seguir cuando estamos en medio de una crisis de salud. El Director General de Salud Pública, doctor Vivek H. Murthy dijo que a través de las redes sociales y algunos medios de información se han dado a conocer información sin fundamento científico, que han provocado que no se sigan las recomendaciones elementales como es el uso de cubrebocas, que las personas no acudan a vacunarse o evitarse las grandes concentraciones.Calificó como “amenaza” de ignorancia esa desinformación y pidió a la población que “si no está seguro, no lo divulgue”. En un informe de 22 páginas señala que “la desinformación tiende a florecer en entornos de división social significativa, animosidad y desconfianza”.En la Unión Americana ocho estados -y la idea crece en otras entidades- han determinado que si los maestros y los alumnos no están vacunados, no estará autorizado el regreso a las aulas, mientras que los fabricantes de vacunas esperan que será hasta septiembre se pueda ofrecer más información sobre una vacuna para menores de 16 años y de esa manera garantizar la inmunidad al contagio.Y precisamente sobre la desinformación, en muchas ocasiones comienza desde la cúpula de los gobiernos. El miércoles el presidente Lopez Obrador aseguró -sin ninguna base científica- que el regreso a clases en México “no hay nada que lo impida”, cuando los casos de contagio, hospitalizaciones y muerte vuelven a incrementarse. Ayer mismo en estas páginas de El Informador se hablaba se que “en las últimas 24 horas el país sumó 12 mil 116 contagios, para dar un total de dos millones 616 mil 827 casos confirmados”. El mensaje del mandatario no puede ser de imposición, debe ser de cautela y esperar que los especialistas en el tema, de acuerdo a la evolución de la pandemia, determinen si hay condiciones o bajo qué base se puede reiniciar los ciclos escolares. En este sentido el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, a pesar de comentar que el regreso a clases no puede postergarse y “que no puede haber marcha atrás en la ruta para regresar a clases”, fue cautelosos al afirmar que “tenemos que hacer ajustes, garantizar protocolos eficaces”.La urgencia para no retrasar más el nivel educativo es indudablemente regresar a las aulas, pero ante la gravedad de la pandemia, poner en riesgo a la sociedad y la vida de las personas, no hay que apresurarse, desinformar con ignorancia o tomar irresponsables decisiones. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net