Actualmente es dificilísimo y casi imposible adquirir una vivienda digna para ciudadanos de pocos ingresos, debido a los precios de los terrenos y la errónea localización de los desarrollos habitacionales que además de impedir la adquisición de vivienda en esos desarrollos, es evidente que expulsan de las ciudades a las personas de menores ingresos o sea a los trabajadores pobres, produciendo un desarrollo urbano totalmente negativo e incompleto. Los subsidios que se otorgan les ayudan en una pequeña parte, pero no resuelven el problema.Hoy en día, la partida para subsidios es del orden de seis mil millones de pesos anuales, con lo que se podría atender a 60 mil adquirentes de casas con subsidios de 100 mil pesos cada uno, 114 mil según Canadevi. En la región metropolitana y en Puerto Vallarta hay 275 mil 300 derechohabientes del Infonavit con ingresos menores y disponibilidad de créditos. Según el presidente de Canadevi, en México existen aproximadamente cuatro millones de empleados derechohabientes de Infonavit con ingresos menores o iguales a cinco mil 400 pesos mensuales.Es claro que por este procedimiento del subsidio estamos muy lejos de resolver el problema de vivienda para empleados de bajos ingresos.El ingeniero Enrique Dau, que tuvo ya la experiencia exitosa cuando fue director de Vivienda en el Ayuntamiento de Guadalajara, hizo una innovadora proposición a Infonavit con el fin de resolver el problema de vivienda para trabajadores pobres y dejar de expulsarlos de las ciudades: que el Infonavit con recursos propios o de otras fuentes, se puede convertir en copropietario de las viviendas que se necesitan en todas las ciudades de nuestro país.• En lugar de subsidio sería inversión. • El derechohabiente del Infonavit habitaría indefinidamente la vivienda de mayor valor sin pagar renta a su copropietario. • El copropietario que sería el Infonavit u otra entidad con este propósito, recuperaría su inversión y rendimiento cuando se venda la casa o se herede a un familiar, el cual tendría que pagar con otro crédito la parte del copropietario. • El Gobierno, a través de la entidad o empresa que se convierta en su carácter de copropietario, recuperaría su inversión y el costo financiero cuando la casa se venda o se herede. • Si la plusvalía que se lograra fuera menor al costo del dinero, digamos 6% capitalizado anualmente, el Gobierno aportaría la diferencia para que la empresa financiera no tuviera quebranto.Esto es igual a los subsidios que dan Conavi o Sedatu.Mencionaré un caso exitoso que realizó el ingeniero Enrique Dau cuando fue director de Vivienda del Ayuntamiento, que construyó casas de tres recámaras de 70m² de construcción, se vendieron en 30 mil pesos y ahora valen más de un millón de pesos.En 1961 una empresa privada, Coposa, que manejaba el ingeniero Dau, construyó 500 casas que se vendieron en 28 mil pesos y ahora valen 35 veces más.En otro caso, de 86 a 89 en un programa Fase II del cual fue director el ingeniero Dau, se construyeron en la Ciudad de México 400 pequeños edificios de tres pisos, 14 mil departamentos de dos recámaras, se vendieron en dos millones 900 mil de antiguos pesos, ahora valen un millón y medio de nuevos pesos.Esto demuestra que la plusvalía da un margen suficiente para que el copropietario recupere su inversión y productos financieros.Este procedimiento solucionaría definitivamente el problema actual de la expulsión que se hace de los empleados pobres de las ciudades y la deficiencia palpable del crecimiento del desarrollo urbano en varios proyectos de vivienda incompletos, donde ahora se encuentran muchas unidades abandonadas.Es un procedimiento probado que beneficiaría grandemente a los empleados de menores ingresos, produciendo armonía en el crecimiento urbano de la metrópoli.