Viernes, 20 de Septiembre 2024

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Xóchitl

Por: Diego Petersen

Xóchitl

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Es mujer, es indígena, es tenaz (terca, dice ella), es empresaria, es fuerte (cabrona, dice ella), directa y mal hablada como ninguna en la política nacional. La senadora por Hidalgo Xóchitl Gálvez Ruiz abrió ayer la posibilidad de buscar la candidatura a la Presidencia de la República por la oposición y no a la Ciudad de México, como había planteado hasta hace unos días. 

Su mayor virtud es al mismo tempo el mayor obstáculo para una posible candidatura a la Presidencia: va siempre por la libre, no es militante de Acción Nacional, a pesar de haber sido funcionaria en el sexenio de Fox y candidata al Gobierno de Hidalgo y ser senadora de la República por este partido. Pero, sobre todo, no es parte de los grupos políticos del PAN. Quienes controlan el partido, principalmente en la Ciudad de México -una mafia de intereses inmobiliarios y de corrupción-, le han cerrado las puertas y mandado el mensaje una y otra vez de que no le permitirán competir por la Jefatura de Gobierno a pesar de ser la mejor evaluada en las encuestas y ser la única que puede derrotar a Morena en la capital.

De cara al proceso electoral de 2024, en el que la oposición carga con un pasado impresentable y está manejada por personajes que tienen fama de todo menos de honestos, que han cruzado el pantano chapoteando en el lodo, tener una imagen de honestidad es el activo más importante de Xóchitl. Su principal limitante es que nunca se ha callado ni frente a sus compañeros de partido, ni frente a sus posibles aliados del PRI: les ha dicho de todo y con la claridad que le caracteriza. Frente a otros candidatos no militantes, como Gustavo de Hoyos y Lili Téllez, Gálvez tiene una virtud no menor: juega más cargada al centro. Si bien siempre ha participado políticamente en Acción Nacional, no es un liderazgo identificado con la derecha ideológica o empresarial. Frente a los posibles candidatos de Morena, Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, podría ser competitiva sin polarizar, que es a fin de cuentas la gran lección de la elección de Turquía donde el avance de la oposición se explica justamente porque se salió de la trampa discursiva de la polarización que plantea todo Gobierno populista.

Que Xóchitl Gálvez levante la mano abre sin duda una opción fresca para una candidatura competitiva desde la oposición. Sin embargo, falta lo más difícil: el acuerdo político, o para ponerlo en palabras de la senadora: que estos cabrones que controlan la oposición se pongan de acuerdo.

diego.petersen@informador.com.mx

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