A excepción de la delegación del Infonavit, a la que hemos volteado a ver en los últimos días por el cese, por presuntas irregularidades, de su titular Ramón Gómez Armentia y la llegada ayer del también morenista Ricardo de Jesús de la Torre Briseño; y de la delegación del Bienestar por ser la responsable de entregar los cheques de los programas sociales del gobierno obradorista; el resto de las delegaciones del gobierno federal en Jalisco, incluso las importantes como la Fiscalía General de la República (FGR), el IMSS, el ISSSTE o la Secretaría de Comunicaciones, Infraestructura y Transporte (SCIT), han pasado desapercibidas.El peso e influencia de las delegaciones federales y sus titulares se ha ido diluyendo en los últimos 24 años desde que en la primera alternancia política, el gobierno panista de Vicente Fox no supo qué hacer con estas estructuras. Ni las desmanteló para proponer una nueva forma de presencia del gobierno federal en las entidades que consolidará su administración, el cambio y la dignificación de la vida pública que prometió, y tampoco las utilizó para colocar ahí a liderazgos panistas en los estados de la República como se estilaba en el priato.En los viejos directorios de las dependencias públicas de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes del Estado, figuran 69 delegaciones federales en Jalisco, que operaban en teoría hasta el inicio del gobierno de la 4T. Sobre todo en los tiempos priistas, estas oficinas y sus burocracias, además de ser la extensión de la administración central, eran oficinas de activismo político en las entidades. Eran también agencias de colocaciones y premios de consolación para quienes no alcanzaban puestos estelares en el centro o para premiar militancias partidistas locales.Recuerdo cómo luego de la primera derrota del PRI en Jalisco en 1995, desde las aún muy activas delegaciones federales todavía estaban manos de los priistas, se hacían estrategias para tratar de debilitar al debutante gobernador panista Alberto Cárdenas.Se habría pensado que con el regreso del PRI a la Presidencia con Enrique Peña Nieto en 2012, esas delegaciones recobrarían vida, pero no pasó. Como tampoco ocurrió con la 4T de Andrés López Obrador pese a ser el mejor restaurador del sistema político que había con el viejo PRI, y la creación de sus controvertidos súperdelegados, figuras que merecen otra columna aparte.Habrá que ver qué planes tiene Claudia Sheinbaum cuando llegue a la Presidencia en octubre próximo, pero por dónde se le vea, le vendría muy bien a Jalisco una revisión a estas dependencias públicas para definir si su existencia es o no necesaria, ya que hasta ahora no se sabe a ciencia cierta que está pasando en estas oficinas del gobierno federal en la entidad. jbarrera4r@gmail.com
