De nadie. A la culpa nadie la quiere…Pero sí, todos y cada uno estamos muy disponibles para echar la culpa a otros, a cualquiera que sea, con tal que no me caiga a mí.Y esto no es nuevo. Ya la historia empieza con esta dinámica:En el Paraíso terrenal, cuando los seres humanos vivían en un edén y no supieron conservar la compostura para cumplir las reglas establecidas y fallaron. Y a la hora de las explicaciones, Adán culpa a Eva diciendo: “la mujer que me diste por compañera fue la culpable…” y al preguntar a Eva, ella también echa la culpa a la serpiente: “ella me engañó…”Listo. Desde ese momento ya están acuñadas las excusas y crecerán abundantemente a lo largo de los siglos, porque desde entonces hasta nuestros días, en una forma o en otra, siempre tendremos la oportunidad de buscar culpables a todo lo que nos pasa, sea en la casa, sea en el trabajo, o si es que llueve o que haga sol.Hasta la naturaleza se lleva su parte, tanto más en estos días en que ya las lluvias están a punto de turrón y que vienen a vestir del verde más hermoso todo nuestro entorno, e incluso a hacer fructificar árboles y campos según los hayamos cuidado y cultivado.Pero luego vienen los desastres, el desequilibrio de los fenómenos naturales, las inundaciones y otras calamidades y automáticamente todos nos autonombramos expertos para calificar y señalar culpables.En cambo es muy poco lo que ponemos de nuestra parte para mejorar la situación actual y prevenir la carencia de alimentos que amenazaBien podemos cooperar responsablemente en alguna forma, para que esta crisis sea más leve y nos afecte menos. Si quisiéramos cultivar alguna planta comestible en nuestro jardín, al lado de las plantas de ornato, sería un aporte saludable y de mucho beneficio.Nuestra participación en el mundo debe hacerlo mejorar para que progrese, y en la vida para que de más vida.En cambio vemos que sí hay mucha población dispuesta a secundar eventos de protesta y de presión, a veces sin sentido, y en ocasiones ni siquiera se entiende si los que participan van por cuenta propia o por presión.Lo que sí es evidente es que también en otros ámbitos, muchos hombres declinan su responsabilidad ceden derechos y los ponen en manos de la mujer, y luego se quejan.Mujeres también hay que no toman en serio su papel y cuando el hogar se derrumba tan sólo quinen saber: ¿ de quién es la culpa? De nadie, o por lo menos mía no.¿Entonces? Tampoco se trata de sentirse víctimas y culpables de todo. Sino de reconocer la verdad con sincera humildad y cultivar los valores esenciales con generosidad y sin miedo y con el mismo empeño que cultivamos las hermosas plantas que nos alegran y sustentan.Así pedimos a Dios que nos ayude y nos bendiga para avanzar sin miedo, con paso firme, pero con prudencia, en este trayecto que por su gracia y bondad nos toca recorrer.Änimo, con Fe, sin miedo, pero con prudencia.