Parafraseando al clásico, “Así nos tocó vivir”... La Primera Temporada 2020 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) abortó hace siete meses. Este domingo, acatando las disposiciones de la autoridad y los imperativos de las circunstancias, desde el Teatro Degollado aunque sin público en la sala, tendrá lugar el segundo concierto de la Segunda Temporada, accesible a través de Jalisco TV.La OFJ, pues, sigue el ejemplo de orquestas de clase mundial que, a causa de la pandemia de COVID-19, se han suscrito a la misma fórmula. Serían los casos, entre otros, del Met de Nueva York, al reunir a 40 figuras mundiales de la ópera, acompañadas por otros tantos músicos, para ofrecer, todos desde su casa, un estupendo aunque atípico recital; o la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, con los conciertos en que interpretaron una Octava Sinfonía de Dvorak y una Séptima de Beethoven, formidables ambas, dirigidas por Gustavo Gimeno; o uno de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt desde el antiguo Monasterio de Eberbach, con música de Mendelssohn y Andrés Orozco Estrada en el atril, o “La Orquesta Imposible”, dirigida por Alondra de la Parra, con el Danzón Número 2, de Márquez (todas ellas, por cierto, aún disponibles en YouTube).La pandemia y las cifras aterradoras de contagios y defunciones podrán dificultar, pero no impedir que los melómanos escuchen música ni que los músicos sigan tocando. (A Nietzsche no le tembló la mano para escribir que “Sin música, la vida sería un error”).Para el concierto virtual de este domingo, la OFJ, dirigida por su titular, Jesús Medina Villarreal, ha preparado un programa un tanto “light” -dicho sea sin la menor intención peyorativa-, porque no incluye ninguna obra monumental (evitar dotaciones abigarradas asegura la “sana distancia” aun entre los músicos), aunque confeccionado con indiscutible buen gusto.Inicialmente ofrecerá la Serenata para Alientos, Violoncello y Contrabajo, de Dvorak (de la que también hay una estupenda versión en YouTube con la mencionada Sinfónica de la Radio de Frankfurt); posteriormente, las Melodías Elegíacas -rebosantes de dulzura y melancolía-, de Grieg, y finalmente la Serenata para Cuerdas, de Tchaikowsky (de la que es inevitable pensar, mientras se escucha, si alguna vez se han escrito melodías más hermosas).A reserva de refrendarlo cuando las circunstancias lo permitan, vaya el aplauso anticipado a la OFJ por el esfuerzo.