Hablemos, primero, de cifras. Hay un par de éstas que son bastante ilustrativas para aclarar muchos de los comentarios que se vierten durante los últimos días, algunos informados y otros totalmente sesgados, para calificar o descalificar el trabajo de autoridades en la crisis del coronavirus y la crisis económica que ya está encima con una potencia inusitada.La primera: mientras el Gobierno de Corea del Sur informa que en su territorio aplica 15 mil pruebas diarias para detectar potenciales casos de COVID-19, en nuestro país se han aplicado apenas dos mil 766 pruebas, entre el 27 de febrero y el 22 de marzo. Hay un dato adicional que ilustra el cálculo sobre este punto: los coreanos son 51 millones, mientras los mexicanos rondamos 130 millones de personas.Este solo hecho permite preguntarse si efectivamente en nuestro país es real el bajo nivel de contagios hasta ahora: 405, según documentan las autoridades sanitarias.¿Cómo sabemos cuántas personas están contagiadas si no se realizan las pruebas suficientes? La pregunta es pertinente. Sólo en la ciudad de Nueva York hay más casos registrados de contagio que en todo el territorio mexicano.La segunda cifra: de acuerdo con la medición de Consulta Mitofsky denominada #AMLOTrackingPoll, la aprobación al desempeño del Presidente Andrés Manuel López Obrador sigue a la baja y al iniciar esta semana se encontraba en 51.9%. Una pérdida constante en los últimos días. Sí: hay cuestionamientos permanentes a la metodología de esta medición en la casa encuestadora de Roy Campos. Esa discusión es clara y está totalmente abierta. Sin embargo, ¿el equipo de comunicación del Presidente de la República registra si se mantiene o reduce la aprobación sobre la administración presidencial? Si los números fueran positivos, probablemente los harían públicos.Pero el punto es el siguiente: ¿En qué se basa el Presidente para mantener una estrategia contraria a lo que aplican varios gobiernos estatales en el establecimiento de medidas de prevención para encarar la pandemia? ¿Por qué incluso contradice reglas elementales recomendadas por los médicos del sector Salud, como la de no acudir a lugares donde se concentran personas? ¿De verdad todos están equivocados y el Mandatario tiene la razón? La pregunta se responde sola.Se combinan en este escenario una serie de factores que con el paso de los días serán más graves: decidir entre priorizar recursos para las personas enfermas o destinarlos a paliar los efectos económicos negativos que serán enormes mientras más se prolongue el impacto del coronavirus en la economía mexicana y en la mundial.Cualquier paquete de decisiones que determine el Presidente López Obrado tendrá un costo político alto; sus determinaciones serán cuestionadas y no hay manera de evitar a quienes, en las “benditas redes sociales”, ganarán adeptos cuando argumenten que las cosas deberían haberse hecho de otra manera.Pero mientras más tiempo pase antes de definir, el costo para los mexicanos será más alto.