Ya son dos encuestas. Una domiciliaria en un diario local y otra telefónica en un medio nacional. Ambas le dan de cuatro a cinco puntos de ventaja al morenista “Chema” Martínez sobre la emecista Verónica Delgadillo en la elección de Guadalajara. Estamos ante una contienda cerrada, prácticamente un empate técnico debido al margen de error. La balanza se puede inclinar para cualquier lado. Por eso planteo cuatro claves que definirán la contienda tapatía. 1. La alineación y trabajo en la “cancha” de las y los candidatos a legisladores de cada partido. Los cuadros con buenos operadores harán la diferencia. Los distritos 8, 9, 11 y 13 corresponden a la Perla Tapatía (este último compartido con Tlaquepaque). Va un ejemplo: el distrito 9. Lo encabezan a nivel local por MC Eduardo Lomelí, un operador político del Oriente, y en lo federal el ex procurador social Juan Carlos Márquez. Por Morena van Itzul Barrera y Favio Castellanos respectivamente. ¿Qué pareja será más competitiva? Los emecistas apostaron por cuadros experimentados con trabajo en calle o que buscan la reelección. Los morenistas se definieron por aspirantes noveles, algunos con experiencia y producto de sus alianzas. Por ejemplo, el 8 lo encabezan Futuro y un líder sindical universitario. 2. El voto duro y la capacidad de movilización. Los naranjas reportan 12 mil 465 militantes en Guadalajara, según el padrón de afiliados en la página oficial de MC Jalisco. Morena Jalisco ni siquiera tiene sitio web y en la Plataforma Nacional de Transparencia reporta el padrón de hace 11 años. Pregunté el dato a tres fuentes sin éxito. Creo que esto ilustra la indisciplina organizacional del partido en Jalisco y su posible consecuencia. 3. El peso de dos marcas poderosas. Una suma y la otra resta. Primero la marca del Presidente López Obrador y sus programas sociales con alto impacto positivo en sectores más vulnerables. Ese factor le suma a “Chema”. Por otro lado, la marca negativa que implica el desencanto de los tapatíos con Enrique Alfaro. La metrópoli en 2012 se volcó a favor de Alfaro, al grado de que casi lo hizo gobernador. En 2015 la Perla Tapatía lo hizo alcalde y en 2018 votó para convertirlo en mandatario. Pero el amor acaba/ el sentimiento es humo/ y ceniza la palabra. El desencanto se tradujo en un sentimiento de traición: resultó igual que todos. Es el desgaste de una relación de más de una década de promesas y regaños. Ya señalé que los positivos de Alfaro están en el interior del Estado. En la metrópoli le resta a sus candidatos. El propio Lemus mantiene una clara estrategia de desmarque ante el gobernador. Eso explicaría en parte la fuerza de Morena en Guadalajara. Y una mala noticia: Verónica Delgadillo representa la continuidad del alfarismo en toda la extensión de la palabra; como grupo político y como modelo de Gobierno que apuesta por el adelgazamiento de lo público en aras de la concesión y la inversión privada. 4. El desconocimiento que tiene el electorado de “Chema” Martínez en un sentido profundo. Queda claro que la mayoría de los tapatíos ignora el perfil e historia del ex panista. De otra manera resulta inexplicable que, según la encuesta local, Delgadillo tenga más negativos que él. Entre menos lo conozcan y sólo navegue gracias a la inercia obradorista, se mantendrá fuerte. De estos cuatro factores, ¿qué pesará más en la elección tapatía? jonathan.lomeli@informador.com.mx
