Las historias de villanos, como la de Caabsa Eagle, son las más taquilleras.La empresa hasta ayer concesionaria de la basura en Guadalajara parece la perfecta culpable de todos nuestros problemas con los desechos en la ciudad.En su triunfal presentación de una crisis, al estilo “Ted Talk”, la alcaldesa tapatía Verónica Delgadillo atizó contra Caabsa Eagle por “privilegiar el negocio sobre el servicio”.Pero culpar a Caabsa de todos nuestros males simplifica, al estilo hollywoodense, y sólo para efectos dramáticos, un problema que tiene una lista histórica de responsables.La culpa es de más de una decena de ex alcaldes tapatíos comenzando por Alberto Mora López, munícipe interino de Guadalajara que en 1994 adjudicó la concesión a Caabsa Eagle.La culpa es de los ex presidentes municipales del PRI, PAN y MC que durante 30 años solaparon el daño ambiental de Caabsa Eagle en los tiraderos de Matatlán y Los Laureles.Todos ejercieron una supervisión permisiva y todos modificaron el convenio para darle facilidades a la empresa, ampliar su negocio, y le condonaron deudas o multas, lo que permitió a la concesionaria cobrar en esta última etapa alrededor de un millón de pesos al día por recoger nuestra basura y enterrarla en donde quiso incumpliendo todas las normas ambientales.La culpa es de César Luis Coll Carabias, Francisco Ramírez Acuña, Héctor Pérez Plazola, Fernando Garza Martínez, Emilio González Márquez (responsable de renovarle la concesión otros 10 años), Alfonso Petersen Farah, Aristóteles Sandoval Díaz, Ramiro Hernández García, Enrique Alfaro Ramírez, Ismael del Toro Castro y Pablo Lemus Navarro.Verónica Delgadillo, la primera alcaldesa tapatía, sólo heredó el desastre, por acción u omisión, de estos caballeros.La culpa es de cuatro ex alcaldes que después fueron gobernadores, pero jamás tuvieron la visión –algunos sólo la intención– de impulsar un sistema metropolitano de gestión de la basura en donde el Estado pudiera retomar la rectoría de este servicio público.La culpa es de las autoridades ambientales, estatal y federal, que jamás pusieron un alto a Caabsa Eagle pese al manejo inadecuado de vertederos que tardaremos generaciones en sanear.La culpa es del estado y los municipios que han incumplido desde 2007 con la aplicación del artículo 57 de la Ley de Gestión Integral de los Residuos del Estado de Jalisco que nos obliga a separar la basura en casa. Sí, hace 17 años que eso debería ocurrir.La culpa es de ese poder inexplicable y mágico que adquiría la concesionaria en periodo electoral para luego recibir el apapacho del poder con más y mejores condiciones. De hecho, en el periodo naranja vivió su esplendor.Y sí, la culpa es de Caabsa Eagle que incumplió con el manejo y el tratamiento de la basura –la recolección llegó a hacerlo muy bien– pero todo lo demás lo hizo de manera criminal.Pero sobre todo la culpa es de Caabsa Eagle y de la clase política que gobernó esta ciudad las últimas tres décadas porque un corruptor, claramente, no puede solo: necesita corruptos.