En momentos de crisis la verdad es que nuestra tendencia primigenia nos impulsa a ver, primeramente y sobre todo lo malo.No obstante, hay en todo el contexto un trasfondo de algo bueno que a simple vista no alcanzamos a percibir. Como en el antiguo cuento de un viejo campesino que perdió su único caballo cuando éste huyó al bosque. Y sus vecinos le decían: “que mala suerte” él decía: ¿mala? a lo mejor es buena... Y días después regresó su animal con otros caballos salvajes y los vecinos decían: “buena suerte” y él decia: “podría ser mala…” y su hijo que intentó domar potros salvajes, se fracturó una pierna. Y si volvían, a decirle: “qué mala suerte” y el viejo insistía: “a lo mejor es buena” y en efecto, llegó la orden del rey para reclutar a todos los jóvenes para la guerra, pero al hijo del campesino, como estaba baldado, lo dejaron en su casa. ¡buena suerte! Y continúa la leyenda…Pero en nuestro caso, no se trata de suerte… en momentos tan difíciles, más bien tenemos que recordar aquello de: Cuando te sientas solo y cuando no tengas a nadie que te ayude, entonces, acuérdate de Dios. Él es tu amigo, te ama y te protege…Lo cierto es que en estos tiempos, nos acordamos más de Dios y oramos con más fervor, invocamos a la Virgen Santísima le pedimos su bendición y es un hecho que en lo más difícil sentimos más cerca su presencia y su bendición.Aunque en estas fechas circulan por las redes sociales muchas oraciones tenemos que tener en cuenta que la oración no es magia, y que Dios no es un mozo a nuestro servicio esperando órdenes para apresurarse a cumplirlas. Ni un milagro es automático, ni una estampa es prodigiosa, si no brota del corazón lo que expresamos o lo que tenemos en las manos.Primeramente hay que tener en cuenta que Dios es Padre, y allí sí… quien tiene corazón de “hijo” con fe y amor, está en buena posición para pedir. Recordemos: “Si ustedes que son malos saben dar buenas cosas a sus hijos, Cuánto más el Padre del Cielo, les dará cuanto le pidan…” “Busquen y encontrarán. Pidan y se les dará… Toquen y se les abrirá…” porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y al que tocase le abre…Pero ciertamente tenemos que hacerlo desde un corazón filial y comportarnos solidaria y fraternalmente con el prójimo…Ahora bien, que nos llegue esta pandemia no es nada bueno, pero sí es bueno si nos hace reflexionar sobre las cosas buenas que habíamos echado al olvido.Si habíamos puesto en el centro de nuestro corazón en cosas de muy poca importancia y no nos percatamos de que cada uno somos más, mucho más que lo que nos rodea.Es momento de Fe, para reconocer que lo verdadero, y lo auténtico de cada ser humano está en lo más íntimo del ser, no en lo que afanosamente buscamos fuera.Lo sabemos desde siempre; la familia es el núcleo de la sociedad, y ahora es buen momento para sanear nuestras relaciones familiares, no para crear más conflictos.Sin duda, en estos momentos difíciles tenemos que pedir a Dios que nos dé lo que necesitamos y sin duda nos dará:Claridad: para decir y hacer lo más sensato con responsabilidad.Fortaleza: para sobrellevar los contratiempos que nos ocasiona.Bondad: para dar la mano a quien más lo necesita.Consuelo: que sin duda también nos otorgará abundantemente cuando nos toque beber lo más amargo.Por tanto nos toca hoy ver la vida con optimismo y responsabilidad, dejar de lado lo que todos repiten y hablar de lo bueno y hermoso que podemos recoger a nuestro paso para guardar en el corazón.Recordemos las palabras de san Pablo:“Ni lo presente, ni lo futuro ni problema alguno nos podrá apartar del Amor de Dios”.