En el siglo III en el mundo romano se celebraban las fiestas del solis invicti o nacimiento de Apolo el 25 de diciembre. Era un día especial después de la llamada saturnalia, una festividad en honor de Saturno que se desarrollaba luego del solsticio de invierno, cuando los días se hacían más cortos. Entonces el cristianismo que pregonaba el amor al prójimo, convivía con el mundo mitológico grecolatino y se convertía en instituciones y leyes que marcaban los ritos. En aquella época vivió Ambosio de Milán, un hombre criado en los ámbitos del poder político que fue preparado en su casa para ser funcionario, y efectivamente, desempeñó cargos políticos con tal habilidad que cuando murió el obispo de Milán, fue llamado a una reunión para conciliar y las partes convinieron en ofrecerle el cargo religioso. La leyenda dice que alguien había gritado “¡Ambrosio obispo! Y el pueblo asintió aclamándolo conociendo sus virtudes. En realidad no quería involucrarse en la vida eclesiástica, al grado que no había sido aún bautizado, pero gustaba de la cosa pública. Resistió en principio la oferta, pero al insistir el emperador Valentino, aceptó. Comenzaba así la historia de Ambrosio, el obispo de Milán, hombre fundamental en la construcción de la iglesia católica que contribuyó a la formación de los conceptos de ley natural y a dotar de estructuras de legalidad al cristianismo.Contaba con treinta y cinco años de edad. Con celo encomiable dejó la vida del tribunal por la vida del púlpito; con un estilo de vida ascético se dedicó al estudio de la teología y durante veintitrés años ejerció como obispo de Milán. Ambrosio, al parecer, era un hombre pequeño, apasionado, con la frente alta, la cara larga y melancólica y los ojos grandes, con una figura aparentemente frágil, dedicado a la erudición. Sus sermones eran famosos por las citas de filósofos paganos y con amplio conocimiento de las Sagradas Escrituras. Influyó en la conversión de Agustín de Hipona, por lo que su madre Mónica le guardó siempre una profunda consideración por haberlo acercado al cristianismo practicante. Los encuentros con Agustín siempre fueron intensos en discusiones pero llenos de afecto mutuo. Sus conceptos respecto al papel de la Iglesia en relación con el poder político fueron fundamentales en el proceso para que el emperador aceptara la transformación oficial del Imperio Romano al cristianismo y para la prohibición del paganismo.Entonces comenzaba a celebrarse la Navidad como una fecha fundamental en la iglesia, luego de que los primeros cristianos no celebraban el nacimiento de Jesucristo, dado que no se sabía a ciencia cierta en qué fecha había nacido. Ante eso se fechó la concepción de Jesús el 25 de marzo lo que, tras nueve meses en el vientre de su madre, daría como resultado el nacimiento el 25 de diciembre. Es claro que la fecha fue una convención en el arduo camino de consolidar la estructura religiosa, y formaba parte del esfuerzo de concluyó con el establecimiento del Cristianismo como religión oficial del imperio, tarea en la cual Ambrosio jugó un papel determinante.Ambrosio habría sostenido que “la ley del interior del hombre, la que está inscrita en los corazones nos insta a evitar dañar a otra persona, y la violación de tales impulsos provoca los dolores de conciencia: Sabemos que un hombre que se guía a sí mismo de acuerdo con el gobierno de la naturaleza, para ser obediente a ella, nunca puede herir a otro. Si lastima a otro, viola la naturaleza, ni pensará que lo que ha ganado es tanto una ventaja como una desventaja. ¿Y qué castigo es peor que las heridas de la conciencia interna? ¿Qué juicio más duro que el de nuestros corazones, por el cual cada uno está condenado y se acusa de la lesión que hizo injustamente contra su hermano? Esa ley que ha sido inscrita por Dios mismo será la que impere y haga realidad el amor al prójimo”.La Navidad es una fiesta que ahora es ocasión para recordar que muchas de nuestras tradiciones se nutren de la sabiduría de Atenas y la de Jerusalem. Que la Navidad es una ocasión llena de valores y reflexión cuando se termina un ciclo del sol invicto y comienza la esperanza de uno nuevo. Feliz Navidad.luisernestosalomon@gmail.com