Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Aire fresco

Por: Jaime García Elías

Aire fresco

Aire fresco

Terminó el ayuno de varios meses de conciertos. El Teatro Degollado abrió sus puertas nuevamente. La Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) inició la Tercera Temporada 2012 (serán ocho conciertos en total), con una velada recortada -modalidad impuesta por las restricciones obligadas por la pandemia-, sin intermedio, que incluyó la Sinfonía No. 31, “París”, de Mozart, y la Serenata No. 1, de Brahms.

La respuesta de público fue excelente, como corresponde a un programa compuesto por obras consagradas: se ocuparon casi todas las butacas habilitadas en Luneta y Anfiteatro, y algunas de los palcos. Las novedades más notorias fueron la concha acústica y el pódium, flamantes ambos.

Los melómanos respiraron a plenitud el aire fresco de la música en vivo. La Filarmónica volvió a mostrar la calidad sonora, el equilibrio y la disciplina que la han caracterizado desde su relativamente reciente reestructuración.

Quizá lo discontinuo de las últimas temporadas -desde la pandemia, para ser exactos- y/o acaso la batuta de Jesús Medina Villarreal, su director artístico, contribuyeron a la percepción de que el ensamble cojeó en el capítulo de las dinámicas. Éstas, en música, se relacionan con la intensidad de las emisiones sonoras: pianísimos, pianos, mezzos, fortes y fortísimos. En la velada del jueves, casi todo fluctuó entre mezzos y fortísimos. Los pianos, en general, salvo en algunos pasajes de los movimientos tercero y cuarto de la Serenata -una bellísima transición de las cuerdas graves a las agudas y de ahí a las maderas, por ejemplo-, brillaron por su ausencia... aunque las partituras de Mozart y Brahms los incluían y los señalaban claramente.

Suele decirse que la izquierda es la mejor mano de los buenos toreros. Algo similar aplica a los directores: la derecha marca los tempos, pone los acentos y traza las líneas generales de la melodía; la izquierda, además de dar las entradas, aporta los matices. Mantener al oyente entre mezzos y fortes, lo cansa; le regatea el alivio que dan los pianos. Adicionalmente, le escamotea las deliciosas sensaciones de los crescendos y diminuendos, prácticamente imposibles cuando la intensidad se hace monótona.

El programa se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas. El segundo concierto, jueves y domingo de la próxima semana, promete, con la obertura “Fidelio”, de Beethoven, y las sinfonías No. 8 (“Inconclusa”) de Schubert, y No. 5 (“Reforma”) de Mendelssohn.

jagelias@gmail.com

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