A lo largo de nuestra existencia, la vida nos da lecciones que no siempre entendemos o que no queremos entender, porque nuestra sabiduría ha llegado a grados tan elevados que creemos saber más que nadie y por lo tanto, no hay quinen nos diga lo que tenemos qué hacer.Por eso no hemos hecho caso a muchas advertencias que hace tiempo han estado encendiendo focos rojos ante nuestra vista, la contaminación, las Ideologías, las publicidades de consumismo exagerado, la explotación y productividad sin freno ni balance…Ciertamente en lo que va de nuestro siglo, hemos podido constatar que ha sido más fuerte la soberbia y la ambición que la sabiduría y la sensatez.Por eso ahora que nos encontramos en una racha crucial tenemos que voltear a mirar las lecciones de vida que podemos aprender, tomarlas en serio y ponerlas en práctica para vadear el bache y no caer en los consabidos peligros que amenazan.Y hay cosas muy buenas que podemos aprender y valores que es posible rescatar en los momentos actuales para poder mañana ver un nuevo día con lucidez y serenidad, al tiempo que ponemos al frente la Esperanza como faro iluminador.Al acatar recomendaciones de quedarnos en casa nos encontramos con aquellos que “nacimos para vivir unidos” y frecuentemente andamos cada quien por su camino distanciados y a veces enfrentados.Al mirarnos de frente en cercanía es posible abrir el corazón y dejar que fluyan libremente la solidaridad, la colaboración, la corresponsabilidad, la ayuda mutua y… otras cosillas que hemos olvidado.Tal vez costará esfuerzo, tendremos que ser menos exigentes, habrá que evitar el despilfarro y llegaremos a conformarnos con “lo que hay”.Tomar con seriedad la vida también nos ayudara a despertar el amor que dejamos dormido y volveremos a hablar con corrección, -así como nos gusta que nos hablen-, atender con respeto y amabilidad a los mayores e iguales y trataremos con simpatía, dulzura y cariño a los pequeños…Tal vez volvamos a encontrar la gentileza de saber escuchar y aprendamos de nuevo a saber ceder.Y dentro de todo esto, lo más importante tendremos que abrir los ojos y valorar la Vida, en todas sus manifestaciones como efluvio y don de Dios que nos regala a diario y que hemos valorado tan ruinmente con la violencia, las agresiones a los demás incluyendo a los que no pueden defenderse porque aún no han nacido.Es pues hora de tomar en serio estos signos de los tiempos, que bien pueden ser una advertencia divina, y en vez de buscar culpables, ver en nuestro corazón qué es lo que Dios nos está enseñando.