Lo mismo si es dura que si es laxa, la ley debe aplicarse. En el caso, el veto dispuesto por la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol para la plaza de San Luis por los lamentables sucesos del domingo pasado, es lo que está previsto en la norma.No procede, por tanto, calificar la sanción como blanda… ni aseverar, por otra parte, que América y Necaxa -los rivales del San Luis en los partidos en que su estadio estará vetado- vienen a ser los justos que pagarán por pecadores, al no poder contar con el estímulo que significa la presencia de sus simpatizantes en las tribunas.El Reglamento establece que, en caso de veto, el club sancionado tiene la opción de buscar una cancha neutral o jugar a puerta cerrada. La decisión de los dirigentes del San Luis, así, es irreprochable.Ahora bien: independientemente de las medidas disciplinarias a que dieron lugar los violentos sucesos del domingo, hubo un pronunciamiento complementario de la Federación al respecto: el comunicado en que señala que promoverá “reuniones con las directivas de todos los clubes, no sólo con los involucrados en los hechos (ocurridos) en San Luis, para revisar sus reglamentos, protocolos y procesos de seguridad, buscando que estos actos que atentan contra el Juego Limpio y el espectáculo familiar no vuelvan a presentarse”.Sería pertinente, a ese respecto, hacer una evaluación honesta de la medida en que han dado resultado disposiciones que se han tomado a raíz de hechos similares ocurridos tiempo atrás en el Estadio Jalisco de Guadalajara y en las calles de Monterrey en ocasión de sendos “clásicos” locales, y en menor medida en otras plazas de la Liga. Disposiciones como las de instalar cámaras de vigilancia en los estadios o establecer mecanismos de control que permitan tener plenamente identificados a los integrantes de las “barras de animación” que surgieron al amparo de la casi totalidad de los clubes, pero con más frecuencia de la deseable se han convertido en una amenaza para la salud del espectáculo y para la seguridad y la integridad física de los verdaderos aficionados.La batalla campal en San Luis, el domingo, pudo haber ocasionado graves y aun irreparables desgracias personales. No sucedió así, felizmente, pero algo tiene que hacerse, a partir de ahí, para evitar que esos episodios se vuelvan habituales, y ocasionalmente alcancen dimensiones trágicas.
