A ver: si la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, la pertinencia del Tren Maya o la aplicación de la ley para “analizar decisiones” de “actores políticos del pasado” fueron expuestos a que el pueblo “bueno y sabio” dijera la última palabra, ¿por qué no se hizo otro tanto antes de decretar el regreso generalizado de los escolares mexicanos a las aulas a partir del próximo lunes 30 de agosto...?-II-En circunstancias normales, los argumentos a favor del retorno a la tradicional modalidad presencial son inobjetables: la convivencia en la escuela es formativa intelectual y emocionalmente, y tan útil como la instrucción que en ella se recibe; la escuela es el segundo hogar de los niños...Todo eso -subrayémoslo- en circunstancias normales. Sin embargo, da la maldita casualidad de que las actuales, en todo el mundo y particularmente en México, no lo son.Parece respetable, por tanto, la encuesta promovida por la Unión Nacional de Padres de Familia, según la cual “cerca del 70% de los agremiados están en contra del retorno a clases presenciales”, y califican como “desafortunado y riesgoso para millones de menores y adolescentes” declarar esencial el regreso a clases cuando el semáforo epidemiológico en la mayor parte del país está en rojo o naranja. O la inconformidad de la vicecoordinadora del PAN en el Senado, Kenia López Rabadán, ante “la locura” del Gobierno por reabrir las escuelas en plena tercera ola de la pandemia, y su afán de “privilegiar la continuidad de las actividades socioeconómicas, por encima de los contagios”.No todas las escuelas del país tienen las condiciones sanitarias óptimas. Mantener a 20 niños en un aula mal ventilada, durante cinco horas al día, en plena cresta de la pandemia, implica graves riesgos. El traslado del hogar a la escuela y viceversa, especialmente en el transporte público, ídem. La “carta de corresponsabilidad” en que los padres de familia se comprometen a tomar “las medidas preventivas necesarias” para evitar contagios, es vaga y ambigua...-III-La disposición gubernamental de volver a las aulas el próximo día 30, “llueve, truene o relampaguee”, remite, pues, al celebérrimo bando del virrey Marqués de Croix, del 25 de junio de 1767: “Estando estrechamente obligados los vasallos de cualquier dignidad, clase y condición que sean, a respetar y obedecer las siempre justas resoluciones de su soberano (...), de una vez y para lo venidero sepan los súbditos (...) que nacieron para callar y obedecer, y no para discutir ni opinar en los altos asuntos del Gobierno”.jagelias@gmail.com