Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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- “¡Nadie sabe…!”

Por: Jaime García Elías

- “¡Nadie sabe…!”

- “¡Nadie sabe…!”

¿Quién no conoce, por experiencia propia o por referencias, una o varias historias negras relacionadas con los hospitales públicos en México…? ¿Historias de errores inconcebibles…? ¿De negligencias ominosas…? ¿De muertes que quizá pudieron evitarse…?

¿Cómo dar crédito a la versión de que de la noche a la mañana se prestaría atención médica en las clínicas del Seguro Social, de la Cruz Verde o de los Hospitales Civiles, a todos los solicitantes, fueran o no derechohabientes en el primer caso, tuvieran o no recursos económicos para cubrir las “cuotas de recuperación” en los otros…? ¿Cómo esperar que de un día para otro hubiera la oferta suficiente de servicios médicos -desde simples consultas hasta cirugías- para satisfacer una demanda que ordinariamente ya es excesiva, y que, por lo mismo, dificulta o impide la calidad y calidez deseables en beneficio de los pacientes…?

No se llegó al punto de la saturación de los servicios, quizá porque hasta la necesidad de atención médica se da una tregua con motivo de las fiestas decembrinas

-II-

Las primeras experiencias del año, en las mencionadas clínicas del Sector Salud, confirmaron los temores de que no podría ser verdad tanta belleza. En contrapartida, disiparon las ilusiones de que, como por arte de magia, todo lo que hasta el día último del año pasado era problemático, cuando no decididamente calamitoso, a partir del primer día del 2020 resultara propicio y bonancible. Tanto los enfermos o las parturientas que requirieron atención médica, como los reporteros que quisieron constatar si se había cumplido el ofrecimiento de atender a cuanto solicitante lo requiriera, sin más trámite que presentar su credencial de elector, el CURP o el acta de nacimiento, comprobaron que poco o nada se había hecho para que ese compromiso del Gobierno federal se hiciera realidad.

No se llegó al punto de la saturación de los servicios, quizá porque hasta la necesidad de atención médica se da una tregua con motivo de las fiestas decembrinas. En todo caso, en las áreas de ingreso de las clínicas se desconocía quién, dónde y cómo atendería a los solicitantes; cómo se daría, en la práctica, la anunciada transición del Seguro Popular, para el que había acreditaciones, al flamante “Instituto de Salud para el Bienestar” para el que los requisitos supuestamente se redujeron al mínimo… pero cuyos protocolos de admisión y atención quizá se implementaron con la misma torpeza y premura con que se le bautizó.

-III-

En lo que la varita mágica del gran prestidigitador (“de cuyo nombre…”) opera el portento, aplica la frase con que comenzaba la serie radiofónica de “El Monje Loco”:

-¡Nadie sabe; nadie supo…!

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