Se planteaba un lector -Genaro Torres- de la edición digital de “El País”, de Madrid, ayer, “¿Qué clase de cuento de terror apocalíptico es éste?...”.Y continuaba: “Cuando uno cree que algunas de las noticias que llegan de México no pueden ser más retorcidamente macabras, siempre acaba llegando una nueva salvajada para demostrar abiertamente que se puede dar una nueva vuelta de tuerca dentro del horror para hacerlo todavía más escalofriante, más nauseabundo, más terrorífico ...“¡Es demencial!”, concluía.-II-Aludía, obviamente, a la más reciente -que no la última: ¡bueno fuera!- noticia generada en México, para oprobio de sus nacionales y vergüenza de sus gobernantes: la matanza de nueve personas -tres mujeres y seis niños- de una familia menonita asentada desde hace casi un siglo en la zona serrana de los límites de Sonora y Chihuahua, con el añadido -planteado en la ya tradicional “mañanera”- del día: la hipótesis (oficial) de que eventualmente los agresores, miembros de un grupo delincuencial, “confundieron” a los ocupantes -mujeres y niños, ostensiblemente- de las tres camionetas, con miembros de la banda rival que les disputa el control de una de tantas zonas del país en que el crimen ha sentado sus reales.Las estrategias gubernamentales orientadas a combatir la relativamente novedosa modalidad criminal genéricamente denominada “delincuencia organizada”, han fracasado. Todas… Primero, porque en el origen de ese fenómeno hubo complicidad manifiesta o, en el mejor de los casos, simple pasividad de las autoridades. Después, porque declarar la “guerra al narcotráfico”, en efecto, sólo sirvió para alborotar el avispero. Más tarde, por los abusos a los Derechos Humanos por parte del Ejército. Y ahora, porque las maternales admoniciones de la actual administración -“abrazos, no balazos”; “fuchi, guácala”, etc.- rayan en lo ridículo.-III-Por lo que hace a la oferta -¿qué tan generosa?; ¿qué tan espontánea?- del presidente estadounidense Donald Trump, de involucrarse directamente en el combate a “esos monstruos” -los de Culiacán, los de Sonora, los de Michoacán…-, convendría preguntar qué país del mundo (Irak, Siria, Libia, Afganistán, Nicaragua…) se ha beneficiado con la eventual intervención militar de Estados Unidos.En todo caso, la mejor ayuda consistiría en tomar medidas efectivas para reducir el consumo de drogas en Estados Unidos, y la comercialización y el consiguiente tráfico de armas de los Estados Unidos hacia los países -México, por citar el ejemplo más obvio- desde los que se abastecen esas drogas.Do you agree, Mr. Trump?
