Cuando hizo pública su decisión de reconvertir en Paseo -con todo lo positivo que el vocablo implica- a la caótica Avenida Alcalde, el presidente municipal Enrique Alfaro (hoy candidato a gobernador de Jalisco) condensó, en tono triunfalista, el “retrato hablado” de ese proyecto:-Será una nueva Chapultepec.Hace unas semanas, al pronunciar una conferencia sobre el cuarto centenario de la dedicación de la Catedral de Guadalajara, el padre Tomás de Híjar -además de presbítero, licenciado, historiador y cronista- puso en tela de duda las cacareadas bondades de la reconversión en curso, al ofrecer, a su vez, el “retrato hablado” de la actual Avenida Chapultepec:-Una cantina de cuatro kilómetros de longitud.-II-La metamorfosis de la avenida, propiciada por la construcción del túnel y las estaciones de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, lleva un avance significativo. La nueva fisonomía de la que supuestamente será una arteria “tranquilizada”, la colocación de árboles y de nuevo mobiliario urbano (incluida cierta horrenda escultura que acrecentó el extenso y variopinto catálogo de flagrantes agresiones al buen gusto perpetradas por los “h.” gobernantes), dan una idea de la apariencia que tendrá la antigua avenida... La duda es cuán amable será para sus visitantes -y, sobre todo, para sus vecinos- el dichoso “Paseo”.-III-Si, como auguraba Enrique Alfaro, la metamorfosis estimula una generosa respuesta de los particulares, habrá que cruzar los dedos para que en Guadalajara no se repita la historia de Querétaro, donde (“El Universal”, V-8-18) “el boom comercial ahuyenta a habitantes del Centro Histórico”.La zona, señala el reportaje, se ha despoblado “debido a la proliferación de comercios, restaurantes, bares y antros -igual que en la Avenida Chapultepec-, los cuales propician la vida nocturna”… con los correspondientes inconvenientes: “Exceso de ruido provocado por los bares, falta de estacionamiento, inseguridad, deficiente recolección de la basura y mala movilidad”.Como en Querétaro, muchas de las construcciones de las calles transversales y aledañas a la Avenida Alcalde -abierta, como tal, a mediados del siglo pasado- fueron originalmente destinadas al uso habitacional; carecen, por tanto, de las características que les permitan convertirse en cenadurías, restaurantes, bares y similares.Abandonada por sus antiguos moradores, por inhabitable, y por muchos de los comerciantes que hasta hace poco la mantuvieron viva, por incosteable, “La Nueva Chapultepec”, así, está en riesgo de reeditar la dolorosa experiencia de muchas ciudades en que -como decía Juan Verdaguer- “la mano del hombre... ya metió el pie”.
