Jueves, 27 de Junio 2024

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- Contra reloj

Por: Jaime García Elías

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Más allá de las interpretaciones triunfalistas que se dieron al “acuerdo de Washington” -al que algunos analistas compararon con “los tratados de Bucareli”, firmados en 1923, que garantizaban los derechos de propiedad sin límite a particulares extranjeros y a todas las compañías petroleras estadounidenses en México, a cambio de reconocer al régimen obregonista triunfante en la Revolución-, los 45 días de gracia, concedidos por el gobierno norteamericano para mantener en suspenso la espada de Damocles de los aranceles a los productos mexicanos que ingresen a la unión americana, al cabo de los cuales se evaluarán los efectos de las medidas que México se comprometió a aplicar para contener el flujo de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos, son, por donde se les mire, muy pocos.

Para modificar inercias históricas, 45 días son un plazo extremadamente perentorio…

-II-

Los seis mil efectivos de la Guardia Nacional que -según ha trascendido- se desplegarán a la frontera sur de México para tratar de frenar la cotidiana invasión silenciosa que data de años y la actual administración estimuló al facilitar el tránsito de los migrantes hacia la frontera norte, y a los que se ha encomendado la tarea de controlar a los 600 mil centroamericanos que actualmente, según estimaciones oficiales, se encuentran dispersos en México, en tránsito hacia el “sueño americano”, dan, si Pitágoras no miente, una media de cien migrantes por agente.

“Muchos ratones para tan pocos gatos”, diría el paisano…

La intención de las autoridades mexicanas es persuadir a los migrantes que ya están en México, de que deben registrarse -lo que implica proporcionar nombre y un domicilio fijo- en espera de un proceso al cabo del cual las autoridades norteamericanas les notificarán si les autoriza o les deniega el ingreso a los Estados Unidos. En el ínter, según el “acuerdo” de Washington, México les permite permanecer en su territorio y se compromete a proporcionarles seguridad, educación y salud.

-II-

En 45 días se verá, primero, si los migrantes creen en las palabras de un país cuyos gobiernos sólo en mínima medida han conseguido solventar esas necesidades básicas en beneficio de sus propios nacionales; y después, si deciden que vale la pena aferrarse a la esperanza de que el presidente norteamericano modifique, flexibilizándola, la línea, claramente reacia y muchas veces decididamente hostil, al ingreso de migrantes a su territorio, por considerarlos más una amenaza para la tranquilidad de sus ciudadanos, que un alivio para su economía.

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