De acuerdo con un estudio hecho por investigadores de la Universidad Estatal de Luisiana, las personas que agregan una cantidad adecuada de frutos secos a su dieta diaria tienen una mayor probabilidad de presentar una disminución del índice de masa corporal, de la circunferencia de la cintura y de la presión arterial sistólica.Además, estos cambios también contribuyeron a la pérdida de peso, y por ende, a una menor cantidad de riesgo de tener obesidad abdominal, hipertensión, bajos niveles de colesterol “bueno” y alto índice glucémico en ayunas.Por este motivo, las personas con afecciones cardíacas pueden optar por comer frutos secos de cáscara dura como almendras, nueces, macadamia, castañas, avellanas, pacanas, piñones, pistachos, etc.Lo recomendable es consumir de 3 a 7 raciones de 20-30 gramos de frutos secos a la semana. Del mismo modo, se aconseja comerlos crudos y sin sal, siempre con moderación.Algunas ideas para incluir los frutos secos a nuestra dieta habitual son añadirlos como complemento de nuestros cereales en el desayuno, o como complemento de pastas y ensaladas en la comida. Asimismo, los puedes llevar junto a un poco de fruta como snack para ir a la escuela o al trabajo.La razón por la que los frutos secos actúan de esta manera en nuestro cuerpo es porque se encuentran llenos de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, las cuales se encargan de reducir los niveles de colesterol LDL o “malo” y los lípidos de la sangre.Del mismo modo, son ricos en fibra, proteínas, vitaminas, ácido fólico y minerales, así como esteroles vegetales, fitoestrógenos y otros fitonutrientes.Lo mejor es que no solo se trata de un alimento súper nutritivo y beneficioso para la salud cardiovascular, sino que también son de fácil accesibilidad y muy deliciosos en sabor.CM