Parece una gran broma del destino, quizá solo una interesante coincidencia, pero sin duda, es una gran ironía que el Super Bowl LIII se juegue en Atlanta. La ciudad donde nació la voz e imagen de la lucha de los derechos civiles de los afroamericanos, Martin Luther King. El lugar donde Muhammad Ali, uno de los deportistas más grandes de todos los tiempos y gran representante de los derechos civiles encendió la llama olímpica en 1996.Una "ciudad de hitos, de progreso, una que es pilar de los derechos civiles" como la llamó Roger Goddell en su rueda de prensa, pero esas palabras del el comisionado de la NFL, parece que no están del todo respaldadas por las acciones —o la falta de ellas— que en el pasado ha tomado la Liga. Para entender los motivos, hay que remontarse a la temporada 2016-2017, cuando Colin Kaepernick, el entonces quarterback de los 49ers de San Francisco, decidió arrodillarse al momento del himno nacional en los partidos como forma de protesta por la brutalidad policiaca en contra de las personas negras y de color. Su ejemplo fue seguido por varios en la liga. El presidente Trump expresó su molestia en contra de la NFL y dueños de los equipos por no tomar medidas en contra de lo que, él consideraba, era una falta de respeto a la bandera estadounidense.Después de reuniones, tuits, declaraciones, controversias, amenazas de sanciones, las imágenes de jugadores arrodillados y levantando el puño se dejaron de ver y Kaepernick terminó sin trabajo.En septiembre del año pasado, la compañía Nike, lanzó un comercial protagonizado por el deportista con la frase: "cree en algo aunque eso signifique sacrificarlo todo". Las muestras de apoyo no se hicieron esperar por parte de artistas, deportistas y otras personalidades.Cuando parecía que el tema había quedado en el olvido y que la NFL lograría ponerlo "debajo de la alfombra", se anunció el show de medio tiempo. La banda Maroon 5 será la encargada de poner el ambiente en el estadio Mercedes Benz, pero su estrella se ha visto opacada por cientos de personas que les reclaman que se asocien a una organización que no apoya a sus jugadores y, por el contrario, evita que se manifiesten por lo que creen correcto. La presión ha sido tal que, la conferencia de prensa que se celebra cada año con el artista invitado ha sido cancelada, sin dar más explicación que un comunicado de prensa en la que, dicen, el grupo está trabajando para tener su mejor presentación.Esta controversia no podía quedar fuera de la presentación del comisionado Goodell ante la prensa, cuando se le cuestionó justamente si podía ver la ironía de que él mismo hubiera mencionado la importancia de la ciudad para los derechos civiles cuando, Keapernick fue sancionado por su "acto de rebeldía". Fiel a su costumbre, Roger evadió la pregunta, como lo hizo cuando las protestas estaban en su punto más álgido y se limitó a dejar la responsabilidad a los equipos:"No somos nosotros los que decidimos la lista de jugadores de nuestros equipos, son ellos. Ellos toman esas decisiones de manera individual según convenga a sus intereses. Todos quieren ganar y harán lo que puedan por lograrlo", cuando otro reportero reiteró el tema de Keapernick, Goodell reiteró que "si un equipo piensa que Colin o cualquier otro jugador puede o no ayudarlos a ganar, así es como decidirán".Quizá la tibia respuesta de Goodell se deba a que el ex mariscal de campo está demandando a la NFL por "colusión", asegurando que tanto la liga, como los dueños, decidieron sacarlo y mantenerlo fuera de la liga debido a su protesta.Una de las últimas preguntas que se le hizo a Goodell fue contundente: "¿no le preocupa su lugar en la historia al ver cómo se ha tratado el tema de Kaepernick?", una vez más, el comisionado, que tuvo la oportunidad de hablar a su nombre, decidió escudarse en los dueños de los equipos a los que representa. Finalmente, el comisionado está haciendo su trabajo y cuidando su negocio, a sus anunciantes, patrocinadores e intereses económicos. Para eso está ahí y no se moverá de su postura.La realidad es que, cada año, en cada Super Bowl, parece que la Liga se ve envuelta en problemas cada vez más profundos. Antes eran las contusiones y la asociación de jugadores, ahora es si se apoya o no la voz de los jugadores. El gran partido terminará el próximo domingo y un equipo será ganador, pero eso solo dará por terminada la temporada, pues esto nos ha demostrado que la polémica, dentro de la Liga, está muy lejos de acabar. RR