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"Para abrir boca"

Partiendo de la premisa de que ha iniciado un nuevo gobierno federal no electo por las elites y sus asociados, sino por la sociedad marginal y sus aliados, el pasado evento del primero de diciembre no solamente mostró la energía y vitalidad del nuevo presidente, sino el carácter popular de la celebración que incluyó, pese al “juarismo”, una ceremonia religiosa, luego de los compromisos protocolarios. Inevitable acordarse de Vicente Fox.

El discurso en la Cámara, tantas veces molesto para el presidente saliente, produjo juicios contundentes, tal vez el más significativo fue la condena del modelo neoliberal y de los seis sexenios que lo han mantenido, abriendo por lo mismo la expectativa: si el modelo neoliberal no, ¿entonces cuál sí? La otra opción practicada, el modelo económico marxista, murió hace veintiocho años y hasta sus deudos más dolidos se han medio matado por sepultarlo.

Cuando se habla de sistemas económicos se está tocando un tema que ha sido determinante en la historia del occidente durante los últimos trescientos años, un asunto que ha rebasado permanentemente las fronteras de las naciones y hasta de las ideologías.

El nuevo presidente, al mencionar la prosperidad mexicana, que, no lo dijo, pero abarcó los periodos presidenciales que van de Ávila Camacho a Díaz Ordaz, parecía insinuar que el modelo de entonces había sido la clave de tal progreso, un modelo mixto, un capitalismo con compromiso social ¿será esa la nueva propuesta por rescatar? Quizá, pero no debemos olvidar que el crecimiento de entonces estuvo muy marcado por acontecimientos ajenos a las decisiones nacionales, es decir la preguerra, la Segunda Guerra Mundial y la postguerra. Lázaro Cárdenas, nacionalizando el petróleo, lo aseguraba para los países aliados a punto de entrar en colisión con las potencias del eje. Pasada la turbulencia, Estados Unidos se olvidó del “panamericanismo” y volvió a sus estrategias de siempre; Pancho Pistolas, Pepe Carioca y el Pato Donald habían sido sólo eso, caricaturas. Por esos años comenzó la fatal crisis económica y política que hundió a México al terminar el periodo de López Portillo.

Pese a lo que afirman los que ya viven en el futuro, aunque eso sea siempre algo tan incierto, el compromiso del presidente en el tema de los energéticos puede ser bastante esperanzador si no deja de lado la búsqueda de nuevas fuentes de energía ajenas al petróleo; ahora y mañana, el planeta tierra se mueve gracias a la energía, tenerla y saberla administrar es sin duda una de las estrategias de seguridad más evidentes en cualquier país.

Otra derogación, la “mal llamada” reforma educativa, no resuelve desde luego el grave problema del estancamiento educativo nacional que nos sigue situando entre los países con menores resultados en este trascendental rubro ¿cuál será la nueva opción?

Dos enfoques más. Habló del final definitivo de la corrupción frente a un auditorio bastante familiarizado con ella, incluso, muchos de los presentes, estaban ahí precisamente gracias a ella. Afirmó contundente que “primero los pobres”, y todos aplaudieron, sólo que en ese espacio no había un solo pobre.

armando.gon@univa.mx

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