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Claudia y el vacío azul-moreno

Los opositores le dieron vuelo hasta hartarse a un estadio Azul vacío que terminó con la cancelación reunión informativa masiva de Claudia Sheinbaum. La candidata no saltó a la cancha, el fracaso fue monumental. 

Todas las campañas tienen momentos críticos, puntos de quiebre que obligan a replantear estrategias, a hacer cambios y a poner los pies en la tierra. El autoengaño es el deporte favorito de los políticos y de no pocos asesores. Los primeros lo necesitan para mantener el ánimo de la campaña; los segundos para cobrar. ¿Cómo interpretar el fracaso del mitin del estadio Azul? ¿Cuál es el mensaje? De cómo se respondan al interior de la casa de campaña de Claudia depende en gran medida el futuro de la candidatura.

Mario Delgado, en su papel de líder del partido Morena y principal responsable del fracaso, minimizó el asunto a un tema de organización, léase de movilización. Si eso es cierto, hay un solo responsable y es él mismo. Sin embargo, el asunto parece ir más allá, es un mensaje, la pregunta es quién lo manda y cuál es el contenido.

La primera opción, simple y clara, es que #EsClara. Esto es, el mensaje lo envía el morenísimo de la ciudad de México y dice con todas sus letras que no quieren que Claudia imponga a Omar García Harfuch como su candidato. Es una derrota para Sheinbaum, sí, sin duda, y es relativamente fácil de procesar. No fui yo, fue la democracia, compadre; perdimos. 

Que quien fue la jefa de Gobierno de la Ciudad de México pierda la elección interna en Morena es un sapo saje más complicado de procesar. Si en el centro no tienen fuerza, allende Cuautitlán, menos. Hay otras ocho candidaturas a gobernados, 500 a diputados y 64 al senado que deben procesarse y donde la opinión de la candidata parece no estar pesando lo que debería de pesar.

El mensaje más fuerte es que el poder de Claudia es prestado, que en realidad el famoso bastón de mando de la Cuarta Transformación sigue sostenido desde lejos por otras manos, las del Presidente de la República cuyos tentáculos llegan hasta la última célula del movimiento. A diferencia de lo que sucede en un partido, por desastroso que este sea, los movimientos giran en torno a un solo líder, en este caso López Obrador.

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